Anton Tselykh se despertó en la oscuridad para descubrir que había caído 120 metros en las montañas North Cascades de Washington, Estados Unidos. E
nredado entre cuerdas, cascos y parte de su equipo para escalar, volvió a la consciencia varias horas después. Ahí notó que sus tres compañeros, con quienes escalaba un canalón entre imponentes agujas de granito habían muerto. Tras un arduo viaje en la oscuridad, se contactó con el 911. “No puedo respirar”, les dijo.
Fue el sábado a la mañana que el hombre de 38 años debió escapar del enredo y soportar sus heridas para llegar a una cabina telefónica y dejar un escalofriante mensaje.
Tselykh se encontraba con tres hombres, identificados como Vishnu Irigireddy, de 48 años, Tim Nguyen, de 63, y Oleksander Martynenko, de 36. Habían ido a escalar los Early Winters Spires, unos picos irregulares divididos por una hendidura que son populares entre los escaladores de la cordilleras de las North Cascades, que se encuentra a 257 kilómetros al noroeste de Seattle.
El desastre ocurrió cuando el ancla que usaban para asegurar las cuerdas se desprendió de una roca mientras descendían. Se cree que el ancla había sido utilizada por escaladores anteriormente. Luego de que se desprendiera, los hombres cayeron alrededor de 60 metros en un barranco inclinado y después rodaron por otros 60 más antes de detenerse.
Las autoridades creen que los escaladores habían dejado de ascender al ver que se acercaba una tormenta, y que por eso estaban bajando cuando ocurrió el accidente.
Tselykh quedó inconsciente y despertó varias horas después. Registraba heridas graves que le provocaron una gran cantidad de dolor. Aun así, tomó la fuerza para desenredarse de las cuerdas y caminar hasta su auto sobre terreno nevado y rocoso. Condujo 64 kilómetros hasta Newhalem, donde avistó una cabina telefónica y llamó al 911 el domingo por la mañana.
“Todo el equipo cayó. Básicamente nos deslizamos y rodamos hasta el fondo del canalón [un desfiladero empinado que desciendo por una montaña] y un poco más abajo”, comentó. Tselykh sufrió un traumatismo cerebral y otras lesiones internas graves.
Sin embargo, se disculpó con el operador del 911 por su voz y aseguró que creía no necesitar asistencia médica inmediata: “Mi cara está muy golpeada, igual que mis manos y mis costillas. Apenas puedo respirar. Pero me siento bien, quiero decir, no necesito emergencia”.
El operador le solicitó que se quedara en Newhalem para que los médicos se acercaran a asistirlo y las autoridades le tomarán un informe. Tras ello, fue hospitalizado en Seattle.
Un equipo de búsqueda y rescate de tres personas fue al lugar de la caída el domingo y usó las coordenadas de un dispositivo que llevaban los escaladores. Se los había dado un amigo.
Una vez que encontraron el sitio del accidente, llamaron a un helicóptero para sacar los cuerpos uno a la vez, debido al terreno sinuoso. El lunes los rescatistas revisaron el equipo que tenían los escaladores para intentar descifrar la causa de la caída. Ahí fue cuando encontraron un pitón, que es una punta metálica pequeña que se clava en grietas de rocas o hielo y que es usada como anclaje, que todavía estaba enganchado a las cuerdas.
“No hay otra razón por la que estaría enganchado a la cuerda a menos que se desprendiera de la roca”, dijo el forense del condado Dave Rodríguez. También agregó que probablemente los hombres se iban turnando para descender de la montaña, por lo que no estaban colgados de un solo pitón al mismo tiempo.
Estos pitones suelen quedar en las paredes o rocas y pueden permanecer allí durante años o décadas, aunque con el tiempo se pueden volver menos seguros. “Parecía viejo y desgastado, y el resto del equipo parecía más nuevo, así que asumimos que era un pitón viejo”, dijo Cristina Woodworth, quien lidera el equipo de búsqueda y rescate del sheriff.
Con información de AP