En julio la inflación medida por el Indec marcó 4%. En junio, 4,6%, y en mayo, 4,2%. Es decir, en los últimos tres meses el índice de precios del consumidor (IPC) fluctuó entre seis décimas, pero siempre con el cuatro adelante. Por este motivo, los economistas comienzan a hablar del fenómeno de “la meseta del 4″ y las dificultades que podría tener el Gobierno para quebrar esta tendencia antes de fin de año, aunque otros también indican que es posible “perforar el 4″ y llegar a cifras mensuales del 3% en los próximos meses.
“Venimos a terminar con la inflación”, dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, en su primera aparición pública luego de la difusión del dato de Indec que registró que el alza de precios volvió a mostrar una desaceleración el mes pasado y marcar su nivel más bajo en 30 meses. Esto último representa una buena noticia porque refleja el regreso de la tendencia a la baja, pero también abre interrogantes sobre a qué velocidad el Gobierno logrará “exterminar la inflación”.
“Después de la marcada desinflación de principios de año posdevaluación, tendemos a pensar que bajar la inflación de 4% o 5% mensual a niveles de 1% o 2% representará un desafío mayor”, indica el informe de la consultora económica LCG. Dicho reporte menciona que la inflación núcleo, aquella que ve el Gobierno, también registró una estabilización dado que en junio fue del 3,7% y en julio, del 3,8%. En consecuencia, el dossier habla de “freno a la desaceleración”.
Por su parte, el director de la consultora Epyca, Martín Kalos, señaló: “Pensábamos que se iba a amesetar alrededor del 5% y al final fue un poco más abajo, cerca del 4%. Romper esta tendencia no va a ser fácil”.
Por su parte, el director de C&T Asesores Económicos, Camilo Tiscornia, consideró que agosto tendrá un matiz similar a julio, a tono con el amesetamiento, pero a partir de septiembre proyecta una tendencia a la baja más marcada. “Todo lo monetario debería hacer bajar más, tal vez no a la velocidad que quiere el Gobierno, pero perforaría el 4%″, sostuvo.
Kalos adjudicó esta situación a tres factores: la inercia, los precios regulados y las expectativas con el dólar. A propósito de la inercia, la describió como algo “naturalizado” en las transacciones de los argentinos con actualizaciones de precios más frecuentes. “Eso te genera un piso del 2%. El Gobierno apuesta a romperlo con contracción de la economía, pero habría que preguntarse a qué costo”, cuestionó. El informe de LCG coincide con esto último, ya que consideró que quebrar “la meseta del 4″ puede ser “un desafío mayor si la economía comenzara a recuperarse o la puja distributiva se hiciera más intensa”.
Un segundo factor es la corrección de precios regulados. De hecho, agosto comenzó con aumento de tarifas. El precio del agua subió 5,16%, el de los combustibles, entre 2% y 3%, y el boleto del colectivo en el AMBA, al menos 35%. Según Tiscornia, este último “va a meter medio punto en la inflación de agosto”.
En relación a la variable dólar, Kalos indicó que “la política de crawling peg al 2% empieza a llegar a su límite y el riesgo es que eso se pase a la expectativa”. Si bien el economista no habló de atraso cambiario, incluso el presidente Javier Milei rechaza esa idea, el director de Epyca aludió a lo que pueda llegar a esperar el mercado en un escenario que contempla una salida del cepo aún sin fecha.
Para Tiscornia, el mantenimiento del crawling peg (devaluación mensual del 2%) “es clave” y observa que el Gobierno “hará todo lo posible para sostenerlo”. Con miras a septiembre proyectó un dato positivo en este sentido: “La eliminación del impuesto PAIS debería ayudar”. Por eso, después de agosto el director de C&T supone que deberían empezar a llegar datos mensuales que empiecen con el número tres.
