Javier Saviola, con la camiseta de River y el número ‘7’ en la espalda como cuando brillaba en el equipo de Ramón Díaz, tuvo un encontronazo con el chileno Rodrigo Meléndez en un partido de leyendas entre el Millonario y Colo Colo disputado en el país trasandino.
Parece que al Conejito no le gustó una patada que le pegó Meléndez y se lo hizo saber. Lo fue a buscar, lo pecheó por la espalda y ambos se quedaron discutiendo en malos términos. Los tuvieron que separar, pero todo quedó ahí. Después se dieron un abrazo y el partido continuó.
El encuentro arrancó con una jugada que le trajo a los fanáticos riverplatenses el recuerdo de una época dorada en la historia del club y que tuvo como protagonista, justamente, a Saviola. El ex delantero de Barcelona y Real Madrid habilitó con un pase cruzado a Marcelo Salas, el ídolo local, y el Matador controló la pelota con el muslo izquierdo, gambeteó con mucha elasticidad a su marcador y obligó a una buena respuesta del arquero.
Luego, a los 9 minutos del segundo tiempo, cuando la pelea entre Saviola y Meléndez ya había quedado atrás, Salas abrió el marcador después de capturar un rebote dentro del área, tomarse un tiempo de más y definir mientras se caía al suelo. E hizo su clásico festejo.
Otro de los históricos de River que jugó fue Juan Pablo Ángel. Habló en medio del partido y, en primera instancia, se refirió al episodio entre Saviola y Meléndez. «Al final es esto. Ninguno quiere perder. Más allá de que hay respeto, cuando uno va a disputar el balón va con todo. Lo entretiene a uno, lo mantiene metido en el partido. Está bueno», dijo el colombiano.
«River fue un paso importantísimo en mi carrera. Aprendí todos los oficios de la profesión, pero además coincidí en un momento especial del equipo y aquí hay varios de esos jugadores. Siempre es divertido y me siento a gusto haciendo parte de cualquier evento que tenga River», agregó el autor de 62 goles en 132 partidos con la camiseta del Millonario.
Pocos minutos después, tras un error de Marcelo Barovero, Manuel Neira marcó el 1-1. El error, luego, llegaría del otro lado. David Henríquez quiso despejar un centro del Burrito Ortega, pero se la terminó metiendo en contra de pecho. Fue el 2-1 definitivo.