En un país donde los decretos cobran vida y los bolsos de comida explotan solos, surge un héroe improbable: Abel Chiconi, viñatero, libertario y ahora salvador nacional con capa y uvas voladoras. Su misión: rescatar a su hija, salvar al país y asegurarse de que ningún Malbec quede sin etiqueta.
El villano supremo: El Estado Malvado, maestro de los decretos explosivos, impuestos invisibles y programas de asistencia que aparecen y desaparecen como fantasmas. Sus secuaces: La Burocracia Infernal, El Ajuste Letal y El Subsidio Traicionero, cada uno con poderes para confundir, atrasar y hacer enloquecer al ciudadano promedio.
Chiconi enfrenta al Gin Interdimensional, la Kombucha Hipster Mutante y la Cerveza Artesanal Rebelde, criaturas creadas para sabotear la industria local.
En la batalla final, Chiconi escala la torre del Ministerio del Caos, esquivando impuestos láser y resolviendo acertijos contables que harían llorar a Einstein. Lanza su ataque secreto: El Brindis de la Libertad, una avalancha de uvas mágicas que derrite los decretos y convierte los bolsones de comida en barriles de vino.
Los ciudadanos observan desde sus balcones: algunos aplauden, otros toman nota de cómo un viñatero con capa maneja la política mejor que cualquier funcionario. Y en un giro inesperado, el propio Malbec se convierte en juez supremo: quien tenga la mejor etiqueta decide si Argentina sobrevive al caos.
Al final, Abel Chiconi se sienta sobre su barril volador, levanta la copa y mira al horizonte. La hija a su lado, los enemigos derrotados, y una Argentina un poquito más libre… al menos hasta que aparezca el próximo decreto explosivo.
Porque en esta historia, la libertad es líquida, los héroes tienen uvas, y el país depende de un viñatero con más ideas que paciencia.