Sin las PASO, los candidatos ya no tienen la presión de prepararse para dos rondas de promesas. Ahora, todo es más relajado… ¡demasiado relajado! Se rumorea que, en algunas reuniones, los candidatos llegan en pantuflas y pijama, y que las discusiones internas se resuelven con batallas de almohadas. ¡Sí, sí, has leído bien! La política ahora es un carnaval constante, y las promesas se tiran como caramelos en un corso de verano. ¡Y ojo! Si escuchas un «¡BINGO!» en una sede partidaria, no te sorprendas. Resulta que, sin las PASO, algunos partidos han decidido usar el famoso bolillero de números para decidir quién encabeza la lista. ¡El futuro intendente podría ser el 47 o el 32! Sin la campaña doble, los políticos han encontrado nuevas formas de llamar la atención. ¡Han convertido las plazas en karaoke electoral! Allí los candidatos se suben al escenario, micrófono en mano, y cantan sus promesas a ritmo de cumbia. “¡Voy a pavimentar todas las calles! ¡Voy a bajar los impuestos! ¡Voy a traer pingüinos al centro de San Juan!” Todo vale mientras el público aplauda y, si hay suerte, algunos hasta sacan los encendedores y piden un bis.