u jefe nacional, Gerardo Martínez, ya se sentó en el Consejo de Mayo con el gobierno de Javier Milei, demostrando que aunque seamos “opositores”, siempre hay lugar para un cafecito y unas medialunas.
La mesa donde discuten se supone “multisectorial”, pero básicamente es un ring donde las cámaras empresarias sueñan con pagar menos sueldos, menos cargas y menos todo, para ser “competitivos” en esta apertura total que nos tiene con más corriente de aire que techo de quincho.
“Hay que hacer la reforma, pero sentémonos todos. ¡Que no me la pidan a mí y después me echen la culpa de que el trabajo es caro por los impuestos y las cosas que se dan! ¡No es así!”, se plantó Cabello, señalándose a sí mismo como diciendo: “A mí no me van a cargar este muerto.”
Y siguió: “Este país está lleno de trampitas chicas y grandes, ¿viste? No les ha ido nada mal a los que más tienen, y siempre pagan el pato los que menos tienen.” Lo cual es cierto… salvo que el pato también lo termine pagando la CGT, pero bueno, detalles.
Cabello también se calzó la túnica de Nostradamus y tiró su pronóstico sobre el futuro de las jubilaciones: “Hagás lo que hagás, hoy a los jubilados les van a dar… y no les va a alcanzar.” Y citó a Cristina, que en su momento dijo: “Todos quisiéramos pagar el 100% a todos. ¿Y de dónde lo vamos a sacar?” Buena pregunta, sobre todo con medio país laburando en negro y la otra mitad en gris.
Con tono de “muchachos, esto no da para más”, Cabello confesó: “Yo te digo la verdad. No sé si vos y yo nos vamos a alcanzar a jubilar, si no tenemos de dónde recaudar.” Y a uno le queda la duda: ¿tendremos jubilación o nos darán un voucher para el bingo?
Después, se puso filosófico sobre las “mentiras” que circulan, aclaró que no es cuestión de salir a pedir la cabeza de Milei, porque “un día se va a cortar ese carretel” (textual). O sea: podés protestar, pero no mucho, porque sino se rompe la máquina de imprimir billetes.
Entre confesiones, Cabello dijo que la UOCRA es dialoguista, pero admitió que la motosierra dejó a un montón de laburantes sin trabajo. En San Juan, de 12.000 obreros que hubo en el auge de la minería y la obra pública financiada por Nación, ahora apenas quedan unos 4.000 rompiéndose el lomo. Y eso que la provincia pone lo que puede, pero Vialidad Nacional cerró la persiana y chau rutas. Según Cabello, hoy solo se hace el 35% de las obras viales que se hacían antes.
Por último, sobre la interna peronista sanjuanina, Cabello fue más escurridizo que el Correcaminos. Evitó jugársela por ningún nombre para la lista de diputados nacionales. Dijo que habla mucho con Fabián Gramajo, pero que al final acompañará lo que diga el partido. O sea: el clásico “Siempre hay tiempo para ver con quién hay que sacarse la foto”.