Durante el fin de semana previo al 20 de julio, la actividad se multiplicó: hubo reservas anticipadas, salones completos, tiempos de espera y hasta pedidos de señas para asegurar mesas. La gente se organizó con estrategia: muchos grupos se reunieron viernes o sábado, buscando evitar el clásico caos del domingo.
El repunte no solo trajo movimiento, sino que permitió que distintos segmentos del rubro ofrecieran opciones para todos los bolsillos. Desde meriendas compartidas a precios accesibles, hasta cenas con menú de pasos y vinos seleccionados. El denominador común fue el deseo de reencontrarse y brindar, aunque fuera con cerveza tirada y una picada bien cargada.
Detrás del alivio, la expectativa: la próxima gran cita será el Festival Sabor y el Torneo de Chefs, en los primeros días de agosto. El sector apuesta a mantener la racha positiva, tras un invierno que venía golpeando fuerte. Por ahora, la amistad fue el mejor salvavidas.
 
															 
															 
															 
					 
							 
															
 
			
 
		 
		 
		