El peronismo hoy está unido por una sola causa: el odio a Javier Milei. Ya no lo une un proyecto de país, ni una visión compartida de futuro. Tampoco hay una figura que ordene sus internas o entusiasme a las bases. Lo único que mantiene cohesionadas a sus tribus es el rechazo visceral al presidente libertario, y el salvar a los Kirchner de las condenas en la justicia. No hay doctrina, hay indignación.
No hay propuestas, hay furia. Desde La Cámpora hasta los gordos de la CGT, todos repiten el mismo mantra: “Hay que frenar a Milei”.
Ese rechazo funciona como un pegamento emocional que disimula, por ahora, las diferencias internas. Es el espanto lo que los mantiene juntos. Sin Milei como villano común, el peronismo estaría peleando con más saña entre sí. El movimiento que supo enamorar multitudes hoy milita el rechazo. No tiene épica, tiene bronca.
No seduce, confronta. No lidera, resiste. Y mientras tanto, su única brújula es el anti-mileísmo, y salvar de las condenas a Cristina Kirchner.
DESDE LA CAMPORA A LA CGT. [«HAY QUE FRENAR A MILEI»]

Comparte este artículo
Leave a Comment