En un giro inesperado pero tan argentino como el dulce de leche, Santiago Caputo, el cerebro en las sombras del gobierno de Milei, decidió ponernos a todos a prueba. ¿Cómo? Prohibiéndole a los funcionarios libertarios denunciar penalmente a Sergio Massa. Sí, así como lo leés. No se sabe si es miedo, estrategia o pura magia negra, pero el mensaje fue clarito: “A Sergio no me lo tocan, y menos en tribunales.”
Las caras de los funcionarios en la reunión habrían sido un poema. Algunos no sabían si reírse, llorar, o abrir Google para buscar “cómo renunciar elegantemente”. Caputo, sin pestañear, les explicó que “hay prioridades más importantes”, lo que, traducido, podría ser algo como: “Si denuncian a Massa vayan buscando laburo, y fuera del país.”
Mientras tanto, Massa, que hace dos semanas parecía estar más golpeado que un colectivo en hora pico, ahora camina por la política como si fuese el verdadero rey de la selva libertaria. ¿Y Milei? Al parecer, entre el asesoramiento de Caputo y la baja de la inflación y del riesgo país no cabe en sus zapatos.
Los más puristas dentro del oficialismo están indignados. “¿No éramos los que veníamos a romper con la casta?”, preguntó uno al jefe libertario sanjuanino, y este le respondió: “Sí, pero parece que Massa venía con garantía extendida.” Algunos sospechan que hay un pacto, otros creen que Caputo simplemente está viendo a Massa como ese primo que puede complicarte la fiestita de cumpleaños si no lo invita y se enoja.
Las redes sociales explotaron con teorías. Los memes no tardaron en aparecer: fotos de Massa con un cartel de “INTOCABLE”, Milei disfrazado del árbitro Lamolina (padre) que decía “siga, siga”, y hasta uno de Caputo con cara seria diciendo: “Denunciar es de pobres, no es de gente como uno…».
Mientras tanto, los votantes libertarios están más confundidos que cuando Milei empezó a hablar de amor y religión en la campaña. “¿Pero no íbamos a limpiar todo?”, se preguntan algunos, mientras otros filosofan que quizá este gobierno está innovando: en lugar de “denunciar la corrupción”, ahora se la respeta como si fuera un monumento histórico.
Y así, en la política argentina, la casta que iba a ser barrida ahora parece estar de vacaciones en una playa paradisíaca, tomando sol y riéndose de todos nosotros. Por lo visto, la escoba libertaria viene con varias zonas de exclusión.
Para Santiago Caputo denunciar a Massa por casos de corrupción -ej. Tombolini- es como entrarle a la última porción de pizza que queda en la mesa en una reunión familiar, sabés que vas a perder algo más que la dignidad ante la abuela que la quería para ella.