Será una noche que no olvidará, Ander Herrera. Porque cumplió el sueño de jugar su primer partido en la Bombonera, que le regaló muchos aplausos a modo de calurosa bienvenida. Pero también porque bien pudo haberse ido expulsado por un duro planchazo, sin intención aunque con imprudencia, que mereció la roja en el final de la primera parte. Jugó 65 minutos y salió reemplazado por otro de los refuerzos, Rodrigo Battaglia.
A los 35 años, Herrera puede decir “sueño cumplido”. Llegó a Boca de modo sorpresivo por voluntad propia. Había estado tiempo atrás de visita vibrando desde “La 12”, como hincha. Sin embargo, ahora la experiencia es completa para este mediocampista español que pisó el césped la cancha de Boca como jugador por vez primera, pero que ya había tenido su bautismo con la camiseta azul y amarilla en la goleada ante Monte Maíz por la Copa Argentina.
Y en líneas generales, mientras estuvo en campo, el ex Manchester United, Paris Saint-Germain y Athletic Bilbao, entre otros clubes del viejo continente, cumplió. El recibimiento para él fue con aplausos cuando la voz del estadio lo mencionó. Formado al borde del terreno, mientras esperaba la orden para ingresar, Herrera aprovechó para hablarle al oído al pibe Camilo Rey Domenech, quien fue su compañero en el círculo central.
Desde el pitazo inicial trató de ser el eje del equipo de Fernando Gago en la salida, jugando a un toque. La más clara que tuvo Boca en un primer tiempo flojo fue a partir de un pase de primera que metió Herrera y que no resolvieron bien dentro del área entre Frank Fabra y Brian Aguirre.
A los 45 minutos, Ander fue a barrer una pelota en disputa con Alan Lescano. Es cierto que llegó primero al balón pero luego impactó de manera imprudente con la plancha sobre el de Argentinos. Era roja. El árbitro, Hernán Mastrángelo, estaba al lado de la jugada y no mostró ni amarilla. Desde el VAR la revisaron y le dieron luz verde al juez.
En el complemento, el vasco fue quien ligó un golpe de José Herrera. Dolorido, un rato después salió reemplazado en una noche que se guardará para siempre en su memoria.