ROMA.- León XIV se convirtió la semana pasada en el decimosexto papa en alojarse en Castel Gandolfo, la residencia de verano elegida por los pontífices desde mediados del siglo XVII. Su estancia, que se extenderá del 6 al 20 de julio y del 15 al 17 de agosto, marca el regreso pleno de un papa al Palacio Apostólico y sus jardines tras años de relativa inactividad durante el pontificado de Francisco.
Situada en la región del Lacio, sobre las ruinas de la antigua villa del emperador romano Domiciano, Castel Gandolfo ha sido sinónimo de retiro, contemplación y descanso para los sucesores de Pedro. El primer pontífice en habitarla fue Urbano VIII Barberini, el 10 de mayo de 1626. Desde entonces, generaciones de papas han encontrado en esta localidad a orillas del lago Albano un refugio estival.
A pesar del clima de descanso, León XIV continúa con su agenda diplomática. Este lunes, el Papa recibió en Villa Barberini al presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, en una audiencia privada que duró poco más de una hora. Según informó el Vaticano, ambos abordaron la situación humanitaria provocada por la guerra, la necesidad de corredores para la asistencia civil y la importancia de mantener abierto el camino del diálogo. Fue el primer encuentro entre ambos desde la elección del Sumo Pontífice en abril.
Las Villas Pontificias de Castel Gandolfo se asientan sobre el Albanum Domitiani, una imponente propiedad imperial que llegó a extenderse 14 kilómetros cuadrados. Durante la Edad Media, la familia genovesa Gandolfi levantó allí un castillo, que luego pasó a los Savelli hasta su expropiación en 1596 por la Cámara Apostólica. En 1604, el lugar pasó a formar parte del patrimonio de la Santa Sede.
El actual Palacio Apostólico fue transformado por orden del papa Barberini, con proyectos del arquitecto Carlo Maderno y frescos de Simone Lagi. Papas posteriores continuaron enriqueciendo el complejo, como Alejandro VII con el aporte de Bernini y Pablo V con la restauración de acueductos. Sin embargo, la villa cayó en abandono tras la unificación italiana, hasta que fue recuperada con los Pactos de Letrán en 1929.
Además de su valor histórico, Castel Gandolfo alberga los jardines del Giardino del Moro, Villa Cybo y Villa Barberini, conectados desde el siglo XX. También es sede del Observatorio Astronómico Vaticano, que fue trasladado en 1934 a esta zona por su cielo oscuro, ideal para las observaciones celestes.
Desde que el papa Francisco decidió abrir al público el Palacio Apostólico en 2016, el complejo se convirtió en un atractivo centro museístico. Aun durante la presencia de León XIV, muchas áreas permanecerán abiertas a los visitantes, aunque el Antiquarium —donde se conservan hallazgos arqueológicos— estará cerrado al público.
A diferencia de sus predecesores, León XIV no se aloja en el Palacio Apostólico sino en Villa Barberini, una finca señorial que hasta ahora funcionaba como parque. Situada sobre antiguos restos romanos, la villa fue ampliada por la familia Barberini en el siglo XVII y conserva jardines históricos, olivares, frescos barrocos y caminos empedrados que narran siglos de arte y poder papal.
León XIV ya había visitado la zona en dos ocasiones: el 29 de mayo, cuando recorrió el Palacio Apostólico y el Borgo Laudato Si’, y el 3 de julio, cuando inspeccionó las obras de adaptación de su residencia temporal.
Durante su estancia, el Centro Museístico seguirá en funcionamiento, aunque con horarios ajustados, especialmente los domingos cuando el Papa rece el Ángelus desde la Piazza della Libertà. También habrá visitas guiadas especiales a espacios normalmente cerrados, como la capilla de Urbano VIII, la Sala del Billar o la Sala de Música. En cambio, el Observatorio Vaticano permanecerá cerrado al público.
El regreso de un pontífice a Castel Gandolfo, en calidad de huésped estival, revive una tradición interrumpida durante el pontificado de Francisco, quien visitó el lugar en tres ocasiones pero nunca se alojó allí. Su decisión de abrir el complejo al público en 2016 marcó un giro simbólico, al transformar un sitio de retiro papal en espacio de encuentro y cultura.
Con su presencia en Villa Barberini, León XIV reactiva una costumbre centenaria que combina historia, espiritualidad y naturaleza, en uno de los rincones más emblemáticos del patrimonio pontificio.
Agencias AFP y AP