Hace poco más de dos años Citroën anunció que comenzaba con su estrategia denominada C-Cubed que implicaba ofrecer en la región tres modelos inéditos entre 2022 y 2024, que fueran accesibles para el público y que representaran una solución de movilidad para distintos tipos de clientes; algo así como una democratización de sus modelos para mercados emergentes.
El primero en llegar fue el C3 en su variante hatchback, al que siguieron en junio de este año el C3 Aircross y el recientemente presentado Basalt. Hace unos días pudimos evaluar el C3 Aircross en su versión de Shine para 7 personas (tope de gama), ya que este modelo se comercializa en 5 variantes, dos mecánicas y opciones de 2 y 3 hileras de asientos.
En el diseño de este nuevo C3 Aircross los desarrolladores buscaron dotarlo de una imagen más similar a la de SUV o un crossover que la característica de monovolumen que tenía la anterior generación (¿se acuerdan que traía el auxilio colgado del portón trasero?). Así, aparece un capot corto y recto, paragolpes delantero prominente y elementos pintados en negro brillante, luces diurnas en LED que se conectan con los cromados de la grilla central, paragolpes más prominentes, guardabarros ensanchados con molduras protectoras, puertas amplias con apliques de protección en plástico negro, barras de techo decorativas, llantas oscurecidas de 17″, grandes luces traseras que se unen mediante un aplique brillante en el portón del baúl.
Claro que también hay una evolución en las medidas, y es más grande que el viejo C3 y un poco más voluminoso que otros B-SUV: mide 4,32 m de largo, 1,72 m de ancho, 1,678 m de alto y 2,675 m de distancia entre ejes.
Este cambio de tamaño es el que le permite una gran modularidad interior, ya que además de contar con una apertura de puertas muy amplia, la segunda fila de asientos fue desplazada apenas hacia adelante y cuenta con amortiguación a gas para mantenerla plegada y que puedan subir los pasajeros (dos niños) a la parte posterior. Con las tres en uso, el baúl casi no tiene capacidad (entran apenas dos mochilas), pero si se rebaten o sacan las butacas se puede estirar hasta 1080 L; además, posee 15 compartimientos porta objetos distribuidos en todo el habitáculo.
Con una calidad aceptable de materiales y terminaciones (se nota el perfil low cost), brinda una posición de manejo elevada, buena visualización hacia el exterior y comandos de acceso cómodo y fácil. Como detalles, en el techo aparece un recirculador para llevar el aire de la cabina a las plazas traseras, y los asientos (muy blandos) están realizados conforme con el Citroën Advanced Confort “para asegurar un mejor y más cómodo apoyo del cuerpo”.
Entre el equipamiento de tecnología y confort destacado aparecen cámara de retroceso, sensores de estacionamiento traseros, espejos retrovisores exteriores eléctricos, apertura a distancia, panel de instrumentos digital de 7′’ (con varias opciones de configuración), sistema multimedia Citroën Connect con pantalla de 10″ (compatible con Android Auto y Apple CarPlay, volante multifunción, dos USB atrás, levanta vidrios eléctricos y aire acondicionado.
En seguridad la dotación es bastante insuficiente más si tenemos en cuenta el carácter claramente familiar del vehículo: 4 airbags, alarma perimetral, frenos con ABS, EBD y AFU, controles de estabilidad y tracción, asistente de arranque en pendiente, detector de sub-inflado de neumáticos y fijaciones Isofix y Top Tether para sillas infantiles.
En esta variante encontramos que equipa el flamante impulsor cadenero con turbo T200 de 3 cilindros en línea, 12 válvulas (con sistema de control de Multiair III) y 1.0 L de cilindrada, que produce 120 CV a 5750 rpm y 200 Nm (20,4 kgm) de torque desde 1750 rpm, acoplado a una transmisión automática tipo CVT (continuamente variable) de 7 marchas pre programadas, y tracción delantera.
Este el mismo combo que el Grupo Stellantis usa en otros modelos (como el Fiat Pulse), que se siente muy ágil y dócil para usar en el tránsito (el propulsor trabaja muy relajado y la caja lo acompaña muy bien) y con buena respuesta y punch para cuando se sale a la ruta o se lo demanda con el acelerador (esto se relaciona con la disponibilidad del par máximo desde tan bajas vueltas y, nuevamente, esta CVT que extrañamente no tiene tendencia a enroscarse y es rápida para el pase de cambios).
El alto despeje del suelo (233 mm), los buenos ángulos de ataque y salida y la calibración de las suspensiones desarrollada específicamente para los caminos y calles de nuestra región, ayudan a que muestre un andar muy mullido y un confort de marcha muy interesante, que solo se ve afectado por una insonorización que a veces puede resultar escasa.
Se comporta bien ruta a velocidades normales, pero la carrocería muestra cierta inestabilidad y desplazamientos en curvas rápidas, mientras que la dirección resulta un poco blanda e imprecisa. Pero, una vez más, no es un auto para bajar tiempos sino para desplazarse en familia.
En nuestras mediciones los números fueron bastante correctos: acelera de 0 a 100 km/h en 9,5 segundos, recupera de 80 a 120 km/h 7,2 segundos y la velocidad máxima declarada por la automotriz es de 191 km/h.
En cuanto a los consumos, en ciudad demandó cerca de 10,5 L/100 km, mientras que en ruta a 130 km/h (con el motor girando a casi 3500 rpm) gastó cerca de 9 l/100 km.
El precio sugerido al público es de $31.910.000.