Con poca participación y, en la previa, casi mismo nivel de entusiasmo, los radicales bonaerenses se acercaron a las urnas este domingo para resolver una interna inesperada. La UCR de la Provincia convocó a elecciones para definir el manejo del Comité de Buenos Aires. Fue una disputa pareja y de conteo extendido. De fondo, la disputa es sobre la orientación que asumirá el partido para constituir la oferta electoral del 2025.
No obstante esta apatía, el resultado fue cerrado. Esta noche en los dos bandos en pugna contaban hasta la última mesa del pueblo más pequeño. Ambas líneas internas se adjudicaron el triunfo: el oficialismo de Maximiliano Abad y el bloque que armó Martín Lousteau con Facundo Manes, para arrebatarle el control.
Anoche, los datos definitivos no estaban publicados con los detalles de mesas, distritos y seccionales. No obstante, había coincidencia en que la lista oficial ganaba seis de las ocho secciones (1ra; 2da, 4ta; 5ta; 6ta y 7ma.). La diferencia sería indescontable. Solo falta que la convalide la Junta del partido. El recuento oficial será desde este lunes.
Pero ambos candidatos al Comité se adjudicaron el triunfo a través de la red X. En los conteos informales tampoco había coincidencia: «ganamos por más de 3.000 votos» decían cerca de Abad. Sería un resultado de 55% a 45%.
«Nuestros datos nos dan entre 800 y 1.000 sufragios a favor de Dominichini», dijeron a Clarín en el bunker opositor. En ese caso sería un «empate técnico». Atención Junta Electoral partidaria y Justicia Electoral.
Los candidatos del oficialismo partidario ganaban todo el interior y la primera sección (Norte del GBA) donde tiene fuerte incidencia el ex jefe comunal de San Isidro, Gustavo Posse, aliado de Abad. Pero en la tercera (Sur del conurbano) -y en ciudades grandes como Bahía, La Plata, Tandil, Tres Arroyos- pesó fuerte el trabajo de los seguidores de Domenichini, como para emparejar el escrutinio.
Ganamos! 🙌🏼 🇵🇱
Hoy, en un día histórico, los radicales de la provincia de Buenos Aires ratificamos nuestra historia , nuestra identidad y nuestra proyección.
Logramos ganar en 6 de las 8 secciones electorales y un triunfo contundente en la Provincia. 🧵 pic.twitter.com/TfuHBjAYrx
— Miguel Fernández (@MFernandezTL) October 7, 2024
Algo más de 50 mil afiliados (hay 600 mil registrados) completaron ese trámite tan apreciado por los radicales que es sufragar para resolver con votos las discusiones efervescentes de los comités. Con ese dato tambien hay controversia: del lado opuesto hablaban de una votación de 80.000 personas.
El oficialismo, postuló al ex intendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, para la sucesión con una boleta nominada “Unidad Radical”. Incluye al possismo y otras facciones.
GRACIAS !!!
Con los resultados provisorios, en una elección reñida, podemos afirmar que hemos GANADO el comité de la provincia. Una eleccion que nos convoca a todos a construir un radicalismo protagonista. Muchas gracias a todos los afiliados que se acercaron a participar. pic.twitter.com/oJZAAmpjP0
— Pablo Domenichini (@pmdomenichini) October 7, 2024
Enfrente se plantaron dirigentes alineados con el sector de “Evolución”, que lidera Lousteau (presidente del partido); el neurocirujano Facundo Manes y el histórico dirigente, Federico Storani. Armaron la lista Futuro Radical y nominaron a Pablo Domenichini, diputado provincial y rector de la Universidad de Almirante Brown para el cargo más relevante.
La conducción de Abad prefería una lista de unidad y se buscó esa variante hasta el filo del cierre de listas, hace poco más de un mes. No se alcanzó. En Unidad Radical atribuyen la decisión a un “capricho” de sus oponentes. Consideran que “no es momento” para estas contiendas intestinas ante un escenario de carencias sociales y restricciones económicas en el país. “Era más noble un acuerdo entre todos”, se quejaron.
Por eso, sólo hubo competencia en 33 municipios para dirimir el manejo de los comités locales. En 102 jurisdicciones provinciales acordaron listas únicas. Esto también atentó contra la movilización de afiliados y favoreció la escasa participación. La Plata, Mar del Plata, distritos de zona norte y del sur del conurbano, entre otros, presentaron más de una opción.
Mientras se negociaba la unidad había calma radical. Pero cuando arrancó la campaña despuntaron las diferencias. “No queremos que al radicalismo bonaerense lo colonicen los dirigentes porteños”, fue un argumento que exhibió Fernández. «No seremos una dependencia manejada por joystick por el radicalismo porteño ni por el Comité nacional de Martín Lousteau. Queremos ruta, escucha y construcción», planteó Fernández.
En el interior los radicales se movieron un poco más. Por caso, en Junín, el oficialismo sector sacó 75% de los votos. «Los radicales le dijeron «no» al intento mercantilista de Emiliano Yacobitti de colonizar la provincia. Sometió al partido a una interna innecesaria que quedó al borde del papelón, con apenas 10% del padrón que fue a votar», evaluó Carlos Mansur, dirigente de ese territorio del noroeste que dejó la conducción del comité local.
Domenichini pidió “renovación y unidad”. El contendiente sostiene que “el partido necesita ser una alternativa que se aleje de los extremos”. En La Plata, su sector retuvo el manejo con la dupla Pablo Nicoletti-Luciana Bártoli.
La distancia de la organización política más antigua de la Argentina con el gobierno de Javier Milei es una discordia que subyace en la disputa. Para los desafiantes el rol del oficialismo está “demasiado cerca” del gobierno libertario. No obstante, ambos promueven que la UCR debería buscar una alternativa de centro y -además de alejarse de LLA- dar por terminada la sociedad con el Pro. La difícil búsqueda del camino del medio.
Esa definición -y en parte el resultado de este domingo- condicionaría al partido para decidir cómo se ubica en el escenario de las elecciones de medio término. Falta más de medio año para esa definición, pero hay que empezar a acomodar las piezas.
En la Legislatura el radicalismo está dividido. Un bloque contiene a diputados de Manes y Lousteau, ocho en total. Y los “abadistas”, quedaron siete, están aparte.
El radicalismo quedó en ebullición después que cinco integrantes del bloque de diputados cambiaron su voto y no rechazaron el veto de Milei al aumento a los jubilados. El cordobés Rodrigo de Loredo estuvo a punto de tener un cisma en la bancada por el viraje que dieron los legisladores. Hubo, incluso pedido de sanciones partidarias para Mariano Campero, Martín Arjol, Luis Picat, José Federico Tournier y Pablo Cervi que avalaron el rechazo a la mejora jubilatoria.
Ahora se viene otro debate áspero, aunque se supone que el radicalismo no tendría fisuras. El próximo veto a debatir será el que Milei firmó para derrumbar la ampliación del presupuesto universitario. Hay cautela en el espacio y una historia de defensa a la educación pública, pero nadie se anima a anticipar que no se produzcan “fugas” como con la reforma jubilatoria.
La Plata (Corresponsalía)