En San Juan, hay dos barrios flamantes que llevan más de un año esperando habitantes… y no, no es porque sean embrujados (aunque ya tienen telarañas de serie). Son los famosos complejos del plan nacional Casa Activa, construidos para jubilados activos, pero que terminaron más activos los pastos que los abuelos.
Con la llegada de Javier «recorto hasta el oxígeno» Milei a la Rosada, el programa se archivó junto al resto de las promesas bonitas. Y ahí quedaron los barrios: pileta climatizada, SUM, áreas de parrilla… ¡más equipados que un all inclusive en Cancún! Pero sin jubilados, sin parrilla, y sin vida. Un verdadero «Club Med» fantasma.
Ahora, Marcelo Orrego, en una jugada de esas que harían llorar de emoción a cualquier ajedrecista, decidió cambiar las reglas: los barrios pasarán a ser hogares para niños en situación de vulnerabilidad. Bien jugado. De adultos mayores a menores judicializados, del mate al Nesquik.
Al menos las piletas tendrán risas, bombitas de agua y no flotadores desinflados.
Eso sí, primero hay que terminar de convencer a Nación para que se dignen a firmar el papelito del traspaso. Un trámite que, a este ritmo, va a tardar más que la construcción de la Muralla China.
En resumen: en San Juan tenemos 64 casas listas, con piscina, parrillas, y zona de ajedrez (por si los chicos quieren abrir con un gambito de dama antes del recreo). Todo para chicos que hoy están amontonados en hogares que ya parecen casas de muñecas de tan chicos.
Eso sí, antes de mudarse, hay que arreglar algún vidrio roto. Porque San Juan será solidario, pero no tan extremo como para criar niños a la intemperie.
Moraleja: donde Milei ve gastos, Orrego ve una oportunidad. Y donde antes iban a estar abuelitos tirados en la reposera tomando sol, ahora va a haber chicos corriendo y saltando en bombacha y patas.
¡Se llama política pública, Milei, no capricho inmobiliario!