El boxeo suele ofrecer espectáculos variopintos, más allá de lo que sucede en el cuadrilátero. La historia tiene innumerables ejemplos de combates en los que fue tan impactante lo que ocurrió entre las cuerdas como lo que se vivió en el ringside, con figuras del deporte y celebridades del jet set o de Hollywood viendo de cerca como dos boxeadores se dan duro y parejo con códigos bien claros. Porque, claro está, cada púgil tiene su estrategia clara, pero las tarjetas se definen por golpes y cada round cuenta en caso de una decisión tras los asaltos pactados. Para ganar, hay que pegar más y mejor que el rival. Para noquear, ni hablar. Pues bien, fue todo lo contrario al bochornoso espectáculo que ofrecieron Saúl Álvarez y William Scull en las primeras horas del domingo en Riad, Arabia Saudita.
Los libros y las crónicas periodísticas dirán que “Canelo”, la estrella mexicana, vuelve a tener en su poder los cuatro cinturones mundiales de los supermedianos, porque derrotó sin mayores problemas al cubano William Scull en un fallo unánime tras 12 aburridísimos asaltos, con tarjetas de 115-113, 116-112 y 119-109. El mexicano de 34 años tenía en su poder los cetros del Consejo, la Asociación y la Organización Mundial de Boxeo. Y ahora recuperó el de la FIB al que había renunciado en 2024, cuando se negó a enfrentar al cubano, el retador oficial, y prefirió medirse con el puertorriqueño Édgar Berlanga, a quien venció en septiembre en Las Vegas, Estados Unidos.
También se leerá por siempre que con este triunfo, Álvarez mejoró su récord a 63 victorias, 2 derrotas y 2 empates, con 39 nocauts, y que Scull sufrió a los 32 años su primera derrota (23-1).
Pero realmente lo que los amantes del boxeo recordarán por siempre fue esta pelea papelonesca, con un Scull escurridizo, muy canchero y sonriente cuando no le llegaban los golpes, con un efectivo juego de pies, pero incapaz de contraatacar. Y así a Canelo no se le puede ganar. Claro que el mexicano no dio espectáculo y hasta mostró impotencia y frustración porque no le salía la pelea que había imaginado.
Quedará en la historia esta pelea en Riad no solamente por haberse disputado en a las 6, horario insólito para los protagonistas pero entendible para que sea en horario central del sábado en Estados Unidos y México, donde Canelo había peleado siempre… hasta este combate. El combate, en todo caso, será por siempre histórico porque fue la pelea a 12 asaltos con menos cantidad de golpes lanzados. De boxeo, poco y nada. Frustración pura para los fanáticos.
En los 40 años de historia del sistema de estadísticas CompuBox, jamás hubo un combate a 12 rounds con tanta pasividad. Álvarez (152) y Scull (293) se combinaron para lanzar sólo 445 golpes en el ANB Arena de Riad. Es más, los 152 lanzados por Canelo fueron los segundos menos lanzados por un boxeador en un combate a 12 asaltos registrado por CompuBox.
El récord de golpes lanzados en un round de la pelea fue de Canelo, con 10 en el 12°, mientras que el promedio no superó los siete en cualquier otra vuelta. ¿Y la efectividad? Pobre, muy pobre. El mexicano conectó 56 veces (36,8%), mientras que el cubano lo hizo en 55 oportunidades (18.8%).
Hasta este aburrido combate en Arabia Saudita, el reino del boxeo moderno gracias a los petrodólares, el récord de menos golpes lo tenía la pelea entre Deontay Wilder (204) y Joseph Parker (255), con 459 golpes en diciembre de 2023. Lo siguen los 473 de Ibragimov (245)-Briggs (228), los 490 de García (210)-Romero (280) y los 499 de Haney (214)-García (285).
“No me gusta boxear con esta clase de tipos: sólo vienen a sobrevivir y no a intentar ganar. Odio este tipo de boxeadores”, fue la queja mayúscula de Álvarez, quien tampoco encontró la manera de castigarlo demasiado y se conformó sabiendo que la pelea sería suya.
Fue la primera de las cuatro peleas que acordó Álvarez con Turki Alalshikh, presidente de la Autoridad General de Entretenimiento de Arabia Saudita. Si bien no ha sido oficializado, el segundo compromiso del acuerdo ya tiene fecha, sede y rival: el sábado 13 de septiembre, en el Allegiant Stadium de Las Vegas, contra el invicto estadounidense Terence Crawford, excampeón indiscutible de las categorías superligero y wélter, y hoy monarca superwélter de la Asociación Mundial de Boxeo, quien subiría dos divisiones para retar al mexicano.
Saúl Álvarez tiene su nombre asegurado en la historia del boxeo. Lo merece. Por eso su carrera no amerita combates aburridos y para el olvido como el que tuvo con Scull. No más, por favor…