Villa Calingasta vivió una madrugada digna de un guion de serie policial (pero sin detectives brillantes). Un sargento de la Policía de San Juan terminó con varias «puntadas» inesperadas después de una discusión con un amigo de copas que, en lugar de decir «me voy a casa», prefirió volver con un destornillador en mano y un instinto homicida en alza.
Todo ocurrió en el Barrio Río Calingasta, donde el Sargento 1° Adrián Alberto Álvarez (48) compartía bebidas con Mauricio Araya. La charla amistosa se convirtió en un ring de boxeo improvisado, y Álvarez, en un acto de sabiduría tardía, decidió irse a su casa. Pero Araya, demostrando que no sabe perder, lo persiguió en auto y le aplicó varias «puntadas sin hilo» en el tórax y abdomen con un destornillador.
El sargento fue trasladado de urgencia desde Calingasta al Hospital Rawson en estado grave, pero con más historias para contar que un jubilado en la plaza. Mientras tanto, Araya pasó de brindar con su amigo a brindar declaraciones en la Comisaría 16°.
El caso quedó en manos de la Unidad Fiscal de Delitos Especiales, que intentará descubrir en qué momento un destornillador se convirtió en arma de ataque en una noche de tragos.