SAN PABLO.– Las autoridades brasileñas lanzaron este jueves una amplia operación en San Pablo contra la cúpula del Primeiro Comando da Capital (PCC), el mayor grupo criminal del país, que dejó un muerto y un policía herido. El objetivo de la policía paulista era ejecutar órdenes de arresto por narcotráfico internacional y lavado de dinero.
El operativo, desplegado en el municipio de Campinas y otras ciudades del estado de San Pablo, tiene como principal objetivo a Álvaro Daniel Roberto, alias “Caipira”, acusado de liderar un esquema de envío de cocaína a Europa a través de rutas que partían de Paraguay, Bolivia y Perú.
Además de Caipira, entre los buscados figuran algunos de los narcotraficantes más peligrosos y buscados de Brasil, como Sérgio Luiz de Freitas Filho, alias “Mijao”, y Eduardo Magrini, conocido como “Diabo Loiro”. Según la Fiscalía, los tres estarían vinculados a una compleja red de tráfico internacional y lavado de activos que movió millones de dólares durante los últimos años.
Durante el operativo, se registraron enfrentamientos armados entre los agentes y sospechosos. Una persona murió y un policía resultó herido. En total, se emitieron nueve órdenes de detención y once de allanamiento, junto con el embargo de doce propiedades de lujo y el bloqueo de cuentas bancarias de los implicados. Los allanamientos se llevaron a cabo en barrios cerrados y urbanizaciones de alto nivel, como Alphaville, Entreverdes, Jatibela y Swiss Park, además de otras localidades del interior paulista, como Mogi Guaçu y Artur Nogueira.
Caipira, uno de los principales objetivos, ya había sido arrestado en 2013 en Fortaleza, pero se fugó un año más tarde. Desde entonces, permanecía prófugo y era considerado uno de los cerebros del tráfico de cocaína hacia Europa. Las autoridades sospechan que mantenía vínculos con el narcotraficante colombiano Juan Carlos Abadía, conocido como “Chupeta”. La policía confirmó que el jueves no logró dar con su paradero.
Otro de los principales blancos es Sérgio Luiz de Freitas Filho, alias Mijao o 2X, considerado el narcotraficante más buscado del país. Según las investigaciones, dirige una célula del PCC encargada del blanqueo de dinero y del tráfico internacional de drogas, y habría orquestado un plan para asesinar al fiscal Amauri Silveira Filho, del Grupo de Acción Especial contra el Crimen Organizado (Gaeco). Documentos judiciales indican que Mijao vive desde hace más de una década en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde ocupó al menos seis mansiones con alquileres de hasta 6000 dólares mensuales, utilizando una identidad falsa.
El fiscal Silveira Filho ya había sido blanco de un complot en agosto, cuando dos empresarios de Campinas —Maurício Silveira Zambaldi, dueño del taller de motocicletas Dragao Motors, y José Ricardo Ramos, del sector de transporte— fueron detenidos por financiar el intento de asesinato. El plan incluía contratar a un pistolero en Río de Janeiro y utilizar un camión blindado con una ametralladora calibre 50. Según la Fiscalía, Mijao fue uno de los principales organizadores de ese plan.
La operación de este jueves es consecuencia directa de las investigaciones “Linha Vermelha” (Línea Roja) y “Pronta Resposta” (Respuesta Rápida), que revelaron conexiones entre narcotraficantes, miembros del PCC y empresarios brasileños.
Según el Ministerio Público, los implicados realizaron numerosas transacciones inmobiliarias y financieras para ocultar el origen ilícito de los fondos y disfrazar a los verdaderos beneficiarios. Cuando surgieron desacuerdos dentro del grupo tras esas operaciones, los líderes iniciaron nuevas maniobras de lavado de activos, lo que permitió a las autoridades identificar la red completa.
En paralelo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva firmó este jueves una ley que refuerza la lucha contra el crimen organizado y amplía las protecciones para fiscales y policías. La norma incorpora nuevos delitos, como la conspiración y la obstrucción de operaciones contra las organizaciones criminales. “No podemos aceptar que el crimen organizado continúe destruyendo familias y esparciendo violencia por las ciudades”, escribió Lula en X, tras advertir que el combate debe realizarse sin poner en riesgo a civiles ni agentes.
El operativo contra el PCC se produce apenas dos días después de la operación policial más letal en la historia reciente de Brasil, desarrollada en una favela de Río de Janeiro contra el Comando Vermelho, facción rival del PCC, que dejó al menos 121 muertos, entre ellos 117 sospechosos y cuatro policías.
La magnitud de ambas acciones refleja la creciente presión del gobierno brasileño para desmantelar las estructuras financieras y territoriales del narcotráfico, que controla buena parte del comercio de cocaína en Sudamérica y mantiene lazos con organizaciones criminales en Europa y África.
Según el Ministerio Público, la operación de agosto pasado —calificada por las autoridades como la mayor contra el crimen organizado en la historia del país— ya había revelado un esquema de lavado de dinero del PCC vinculado al sector de combustibles, con movimientos por casi 10.000 millones de dólares entre 2020 y 2024. La red desmantelada este jueves confirma que, pese a los golpes, el PCC mantiene su poder económico y su capacidad de expansión, operando desde Brasil hasta los países vecinos y el otro lado del Atlántico.
Agencia AFP y diario O Globo/GDA
 
															 
															 
															 
					 
							 
															
 
			
 
		 
		 
		