Partido con gusto a nada. El punto que Banfield y Huracán terminaron embolsando en el Florencio Sola no conformó a ninguno. Al local, porque ya no recuerda lo que es ganar, y a la visita porque necesitaba los tres para demostrar que su pelea es seria.
Banfield no sale del pozo en el que ya perdió la cuenta de cuando comenzó a caer. Ganó las primeras dos fechas y luego solamente cosechó tres puntos entre los 27 que disputó. Tres empates y muy poco para rescatar.
Así las cosas, Huracán no logró imponerse ante un equipo que no festeja hace rato. Llegó al Sur del conurbano con la ambición de los tres puntos con que hubiese alcanzado en la cumbre a Tigre, que había ganado en el turno anterior. Fue el que tuvo la iniciativa gran parte del partido, aunque sin situaciones.
Con sus limitaciones, el que estuvo más cerca fue el equipo de Ariel Broggi, tuvo dos muy claras en la primera parte y una jugada al menos polémica en el segundo, que tuvo en suspenso casi dos minutos el partido para nada.
El árbitro Fernando Echenique escuchó lo que le decían en el auricular desde Ezeiza, donde repasaban en la sala AVAR un posible penal que finalmente no fue chequeado en pantalla. ¿Para qué el suspenso?
De a ratos, El Taladro jugó cerca del arco de Hernán Galíndez, que en la última le ahogó el grito a Agustín Alaniz. Tuvo en el regreso de Damián Díaz, una suerte de refuerzo. Kitu se lesionó en el torneo pasado y regresó ayer para darle, a sus casi 40 años, la frescura necesaria a un equipo que le cuesta sorprender. Pero no alcanzó su vuelta, ni la de Tomás Nasif, quien fue su carta de gol, para romper el cero.
El Globo no hizo la diferencia ni le encontró la vuelta a sus ganas de protagonismo. En lo inmediato, el punto le sirve para sostenerse protagonista, pero sin punta.