El único hecho real y tangible en torno a la desventura del gendarme Nahuel Agustín Gallo es que la dictadura de Nicolás Maduro confirmó el lunes su detención en Venezuela, sugirió que era un “espía” y no informó su paradero. De esta manera, el joven catamarqueño se convirtió en uno más de los veinte extranjeros que de todas partes del mundo fueron apresados en los últimos tiempos por el régimen, invocando razones de carácter político.
La detención de Gallo llevó al Gobierno argentino a desplegar una serie de iniciativas que por ahora siguen sin ser negociaciones formales y abiertas. Son contactos, gestiones. La situación es muy delicada.
Al reclamo por la liberación del gendarme se sumó este martes Javier Milei. En un acto con las Fuerzas Armadas en el Colegio Militar, el Presidente calificó la detención de Gallo de “secuestro ilegal” y volvió a llamar «dictador criminal» a Nicolás Maduro a quien le pidió «la liberación inmediata» del joven de 33 años. Anunció que agotará las acciones diplomáticas necesarias para que lo liberen, mientras que su vocero, Manuel Adorni, pidió a los argentinos que se abstengan de viajar a Venezuela.
Anteriormente, fue la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, jefa política de la Gendarmería, quien pidió por Gallo, detenido el lunes tras perder comunicación con su familia el domingo 8. Estaría detenido desde el lunes 9. Fue cuando iba a visitar a su mujer, venezolana, Silvia Gómez, y al pequeño hijo de ambos, según la versión de la familia y del Ministerio.
También el canciller Gerardo Werthein exigió la liberación del gendarme y recibió a su familia. Pero su ministerio está sin interlocutores internacionales porque no hay estructura nueva desde que Milei despidió a Diana Mondino.
Las posibilidades que se exploran van abriendo otros horizontes pero aún sin novedades: una carta que el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, le envió personalmente en las últimas horas al Papa Francisco para que pida por su coterráneo tras recibir a la familia del muchacho en la capital de la provincia; pedidos a Brasil, Colombia y Francia que aún no prosperan.
Y lo que más teme Maduro: el gobierno argentino ya inició gestiones con el designado secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, para que, cuando asuma Donald Trump el 20 de enero exija la libertad del gendarme y un salvoconducto para los seis asilados en la residencia argentina en Caracas, que llevan allí nueve meses y comenzaron a padecer situaciones desesperadas.
Rubio es el senador cubano americano que convirtió las sanciones contra las dictaduras latinoamericanas en una de sus causas. Su llegada a la Casa Blanca lo encontrará con numerosas prioridades, pero se espera que reconfigure el enfoque más tibio y sin rumbo de los demócratas con Caracas.
La carta de Jalil, que publica aquí Clarín, da cuenta de que Gallo es un cabo primero nacido en Catamarca que trabaja para Escuadrón Uspallata de la GNA y que viajó a Colombia en avión y cruzó por tierra a la altura de Táchira para ver a su mujer, la venezolana Silvia Gómez y a su pequeño. Y le pide al Pontífice, a quien conoce y le escribe directamente que “por los motivos anteriormente esgrimidos, procurando dar pronta respuesta y resguardo a la familia y la sociedad Catamarqueña, es que le solicito interceda ante el gobierno y autoridades venezolanas, a los fines de encontrar una solución que traiga paz a la familia”.
En lo que hace a Brasil y Colombia, hay dos situaciones un tanto enredadas. El gobierno de Lula da Silva está a cargo de la representación argentina en Venezuela desde que los diplomáticos argentinos fueron expulsados el 1° de agosto pasado. En la sede argentina en Caracas quedaron los seis colaboradores de la líder opositora María Corina Machado, a quienes supo Clarín ya no cuida nadie. Y están por completo asediados. La embajadora de Brasil en Venezuela, Glivânia Maria de Oliveira, no los va a visitar. Y todos los empleados locales de argentina ya no están. Se alimentan por delivery.
Pero en el caso del gendarme, Brasil en su condición garante de los intereses argentinos en Caracas debería representar los intereses consulares de Nahuel Agustín Gallo, y por lo que sabe este diario, no lo está haciendo. Hay enojos en el gobierno de Lula, criticas al tono Milei y a la falta de iniciativa de la Cancillería argentina.
Para el caso, mientras el gendarme está detenido, y sigue la crisis de los asilados, el ex encargado de negocios de Argentina en Venezuela, y presidente de Cascos Blancos, el embajador de carrera Eduardo Porretti anunció la presentación de su ultimo libro cerca de la residencia argentina en la capital venezolana, para este sábado 21 Se llama «La forma exacta de Caracas».
Por su parte, si bien mantiene una distancia del régimen venezolano, el canciller de Gustavo Petro, Luis Alberto Murillo, hizo una declaración misteriosa. Aseguró que el régimen de Maduro le dijo que no daría los salvoconductos de los asilados si Argentina no liberaba a alguien y si Ecuador no le daba salvoconducto al vicepresidente Jorge Glas. No se registra ningún detenido venezolano en la Argentina por razones políticas.
Cuentan en el ministerio de Seguridad que Bullrich está que trina y preocupada por la seguridad física Gallo. De hecho, información de inteligencia no confirmada hasta el momento da señales de que lo podrían haber llevado al centro de detención y torturas de Caracas conocido como el Helicoide. Por eso respondió en duros términos el martes al teniente Diosdado Cabello, que fue quien confirmó la detención del gendarme, dijo que iba a “cumplir una misión” y tildó de fascista a la ministra que le contestó.
Gallo podría convertirse en uno más de los que servirán como moneda de cambio de Maduro si se ve acorralado en momentos en que vuelve a tornarse dramática la situación. El 10 de enero quiere reasumir el poder tras auto declararse ganador de las presidenciales de julio pasado. Pero el opositor Edmundo González Urrutia informó que volverá a Venezuela para asumir él el poder, y que antes hará una gira por Argentina y Chile, dos abanderados de la critica al chavismo. La situación llevó al régimen a anunciar el cierre del espacio aéreo entre el 20 y el 11 de enero, situación por la que sabe, Clarín el futuro del gendarme no se podrá ni negociar antes de esa fecha.