Y lo que descubrió es digno de un buen bostezo, según se mire. Los tan cacareados pedidos de informe, hijos legítimos de los carpetazos que se tiraron los Orreguistas y los Peronistas, como si fueran tarta de ricota en pelea de abuelas, terminaron en la quinta sesión ordinaria más dormidos que el oso Yogui en invierno.
Todo porque los bloques se pusieron de acuerdo en mantener la boca cerrada y mandar los pedidos de informe directo a las oficinas y carteras correspondientes. Porque preguntar es de valientes… ¡pero hablar mucho, jamás!
¿De qué pedidos hablamos? Del contrato de Fly Bondi (con más misterio que el paradero de Papá Noel en febrero), del acueducto Gran Tulum (que hasta ahora tiene menos agua que el whisky que toma mi amigo Mario), de un programa de hábitat y otro de cloacas (donde, casualmente, suele terminar la verdad). Sobre Fly Bondi, hubo dos pedidos: uno del peronismo y otro del libertario Patinella, que olfatea turbidez hasta en el dispenser de agua. Los dos bloques grandes, esos que viven midiéndose a ver quién pone más cara de estadista, acordaron en comisión que nadie se iba a calentar demasiado. Llegaron los puntos, levantaron la mano como si pidieran permiso para ir al baño, habló un solo orador y chau. ¡A otra cosa! Dicen que quieren “demostrar transparencia” y despejar sospechas. Traducción del Agente Rumor: Sospechas con fueros es una cosa, sospechas sin fueros es otra. Así que habrá que esperar las respuestas de las reparticiones a las que les corresponde contestar. ¿Será antes que vuelva a aparecer el cometa Halley? ¡Archivo cerrado y a dormirse una siestita!