En una entrevista exclusiva con el ministro de Salud de San Juan, Amílcar Dobladez, sacó el matafuegos y lo usó para apagar el incendio que encontró en los hospitales… aunque más bien habría necesitado un arquitecto, un electricista, un plomero y un exorcista.
“El hospital de Jáchal estaba vacío y salimos a montarlo”. Le faltó decir que usaron cinta de embalar, sogas y Fe, mucha Fe.
Según el ministro, el 80% de los centros de salud venía sin service desde hacía una década. Diez años sin mantenimiento. No es que se caían a pedazos, ¡ya estaban en el piso y escarbando hacia abajo! Techos que llovían más adentro que afuera, instalaciones eléctricas que no bancaban ni una pava eléctrica, y ni hablar de los aires acondicionados: colocaron más de 100 en 2024, o sea que este verano no fue tan infernal… para quienes tuvieron que estar internados.
Pero la cosa no termina ahí. Dobladez también gestionó con la ministra de Gobierno, Laura Palma, para que la RedTulum llegue hasta el hospital Julieta Lanteri. Antes, los pacientes tenían que caminar más que un peregrino en Fátima. Ahora, el bondi llega a la puerta y el pasaje es más barato. Un golazo… aunque no aclara si con aire y sin olor a axila ajena.
En su cruzada por sanear lo insalubre, Dobladez apuntó a poner en condiciones 50 centros de salud este año. Y ojo, porque también se mandó con alta tecnología en el hospital de Rodeo: mamógrafo nuevo cortesía del fideicomiso minero. Ahora las mujeres de Iglesia no tienen que viajar a la capital para controlarse. Un logro que se aplaude, pero que también deja picando la pregunta: ¿por qué los otros gobiernos no lo instalaron antes?
Hablando de hospitales grandes, Rawson y Marcial Quiroga están carísimos cuesta mucho menos que se hace en el departamento correspondiente al paciente. No el café, no, la internación. Dobladez explicó que operar gente en sus departamentos cuesta un tercio de lo que cuesta hacerlo en la capital. Moraleja: si tenés que caer internado, que sea cerca de tu casa y no del McDonald’s.
En Jáchal también se aggiornaron: la maternidad ahora promueve el parto humanizado. Sala cómoda, música a elección, y la mamá puede estar con su familia. La única duda es si te dejan poner cumbia o si hay que llevar playlist aprobada por el COE.
Pero no todo es luz LED y aire acondicionado. La demanda en los hospitales públicos creció un 27%. La gente perdió el laburo, perdió la obra social y ahora cae al hospital con todo, hasta con la bronca. “Este sistema se banca con fondos provinciales porque Nación dejó de mandar plata”, dijo el ministro. Traducido: nos cortaron el chorro y estamos regando con balde.
En resumen: Dobladez se puso el mameluco, sacó la escoba y empezó a barrer el desastre sanitario, mientras trata de mantener en pie un sistema de salud que viene a los tumbos desde hace rato. ¿Alcanza? No. ¿Es más de lo que había? También. Por lo menos ahora el hospital no se llueve.