Una mujer fue detenida por Gendarmería Nacional cuando intentó hacer lo que todos los hippies sueñan pero nadie se anima: llevarse cuatro kilos de marihuana en un colectivo de larga distancia como si fueran alfajores regionales.
El operativo fue en la Ruta Nacional Nº 38, en Huacra, Tucumán, donde los gendarmes del Escuadrón Núcleo “Aguilares” —que suena más a banda de cuarteto que a fuerza de seguridad— frenaron el micro que venía desde Jujuy, cargado de ilusiones, mate lavado y… un pequeño emprendimiento narco.
Mientras revisaban el bondi, los muchachos de verde notaron que una mochilita de tamaño “voy a la facu” tenía más energía que el termo de un camionero. Sacaron el escáner portátil (el aparato más temido después del test de embarazo) y ¡pum! Resultado positivo: tenía más «contenido orgánico» que una feria vegana.
Al abrirla, se toparon con dos ladrillos de amor envueltos y con un olorcito tan potente que varios testigos entraron en trance sin probar nada. Olor a marihuana no, esto era olor a recital de La Renga en primera fila.
El pesaje dio justo: 4 kilos con 85 gramos de cannabis sativa. Casi cinco kilos. Como para armar una PyME. Como para abastecer a toda la fila del INADI y parte del Congreso.
La protagonista de esta odisea, una mujer mayor de edad, argentina y con una fe ciega en que “no pasa nada, si disimulo”, fue detenida e incomunicada por orden del Juzgado Federal. Se sospecha que su próximo viaje será en un patrullero, sin servicio de snack y con ventana blindada.
Mientras tanto, los ladrillos verdes quedaron incautados, tristes, sin un porro que los despida, en algún depósito judicial donde ahora perfuman el aire con ese «aroma a libertad» que no llegó a destino.