Edgardo Kueider es un caso de estudio para el «Manual del Mamerto Profesional». El tipo no solo se pone a comprar departamentos y cocheras con guita sospechosa, sino que tiene la genialidad de dejarlos a nombre de su propia empresa. SÃ, Betail SA. Es como robar un banco, sacarte una selfie en plena fuga y subirla a Instagram con el caption: «Corriendo por lo mÃo 💸 #BendecidoYPredestinado».
Ahora, el edificio en cuestión fue desarrollado por los hermanos Tórtul, que tienen más procesamientos que una licuadora Oster en Black Friday. Pero lo mejor es que en los años en los que se investigan esas coimas, ¿quién estaba sentado cómodamente en el directorio de Enersa, la empresa clave? ¡Nuestro héroe, Kueider! Es como ser árbitro en un partido de truco y anunciar: «¡Voy a hacer la grande con 4!» mientras barajás tus propios naipes.
¿Pero creés que ahà termina? ¡No, señor! Este genio de la vida ahora es propuesto por el gobierno de Milei para presidir nada menos que la Comisión de Inteligencia. ¡De INTELIGENCIA, gente! ¿En qué cabeza cabe? Es como poner a un vegano a cargo de una parrilla. Imaginate la reunión:
– Milei: «Bueno, propongo a Kueider para Inteligencia.»
– Diputados: «¿Pero no está investigado por corrupción?»
– Milei: «Exacto. ¿Quién mejor que él para saber dónde están los chanchullos? El tipo tiene experiencia, ¡es un autodidacta del choreo!»
Mientras tanto, Kueider debe estar practicando su discurso: «Gracias a todos por confiar en mi capacidad para manejar información sensible. Prometo usarla solo en beneficio propio… perdón, del paÃs».
Lo único que falta es que lo nominen para el Nobel de EconomÃa por «contribuir al movimiento de capitales sospechosos». Y nosotros, los ciudadanos, mirando todo con pochoclos como si esto fuera una nueva temporada de Los Simuladores pero sin plan maestro.
¡Grande, Kueider! Seguà asÃ, que la polÃtica argentina nunca deja de sorprendernos! 🤣

