BERLÍN.- La agencia de Inteligencia alemana clasificó este viernes al partido Alternativa para Alemania (AfD), que salió segundo en las elecciones generales de febrero, como una “iniciativa de extrema derecha”, por lo que quedará sometida a una vigilancia mayor y más amplia de sus actividades.
La Oficina Federal para la Protección de la Constitución describió a AfD, como una amenaza para el orden democrático del país, diciendo que “desprecia la dignidad humana”, en especial por lo que calificó como “agitación continua” contra refugiados y migrantes.
La decisión de clasificar al AfD como un grupo extremista de derecha significa que el gobierno puede utilizar ahora informantes y otras herramientas como grabaciones de audio y video para monitorear sus actividades a nivel nacional. Pero también se corre el riesgo de alimentar las acusaciones de persecución política realizadas por la formación. Los partidos de extrema derecha fueron ganando terreno en toda Europa, y AfD es objeto de atención a nivel internacional. Incluso recibió el apoyo del multimillonario Elon Musk, un estrecho aliado del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Los líderes del partido Alice Weidel -quien se reunió con el vicepresidente estadounidense J.D. Vance después de las elecciones de febrero- y Tino Chrupalla criticaron la medida calificándola de “golpe severo a la democracia alemana”, ya que la formación se ha convertido en una de las fuerzas políticas más populares del país. Alegaron que es una decisión con motivaciones políticas, algo que el gobierno rechaza.
“AfD continuará defendiéndose legalmente contra estas difamaciones que ponen en peligro la democracia”, afirmaron.
Por su parte el eurodiputado de la AfD, Markus Buchheit, comentó que “si bien esta clasificación no implica una prohibición inmediata del partido, abre la posibilidad de que se inicien procesos legales para su ilegalización”.
El anuncio provocó reacciones inmediatas desde el exterior.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, calificó la decisión como propia de una “tiranía”. “Alemania acaba de dar a su agencia de espionaje nuevos poderes para vigilar a la oposición”, opinó Rubio en la red social X. “Eso no es democracia: es tiranía disfrazada”, añadió y pidió a las autoridades que den “marcha atrás”.
De la misma manera reaccionó en la red X Matteo Salvini, viceprimer ministro italiano y líder del partido ultraderechista La Liga. “MUY GRAVE. Después de Francia y Rumania, ¿otro robo a la Democracia?”, escribió.
Por su parte, el multimillonario Elon Musk, que apoyó al partido antes de las elecciones de febrero, también criticó la medida. “Prohibir el partido centrista AfD, el más popular de Alemania, sería un ataque extremo a la democracia”, dijo Musk en X.
AfD se formó en 2013 y durante estos años se movió constantemente hacia la derecha. En un primer momento, se centró en la oposición a los rescates a los países de la eurozona en dificultades, pero su vehemente oposición a la decisión de la entonces canciller Angela Merkel de permitir la entrada de un gran número de refugiados en el país en 2015, lo estableció como una fuerza política significativa.
Las oficinas de inteligencia estatal en Turingia, Sajonia y Sajonia-Anhalt ya habían clasificado a las respectivas asociaciones estatales de AfD como grupos “probados de extrema derecha”.
En su fallo, el servicio de inteligencia dijo que la afirmación de AfD de basar la identidad alemana en la etnicidad, es “incompatible con el orden básico democrático libre”.
“Tiene como objetivo excluir a ciertos grupos de población de la participación igualitaria en la sociedad, someterlos a un trato desigual inconstitucional y, por lo tanto, asignarles un estatus legal devaluado”, apuntó. “En concreto, por ejemplo, AfD no considera a los ciudadanos alemanes con un pasado de migración de países predominantemente musulmanes como miembros iguales del pueblo alemán, tal como lo define étnicamente el partido”.
“Su postura general es antimigrante y antimusulmana”, dijo, acusando a la AfD de suscitar “miedos irracionales y hostilidad” hacia individuos y grupos.
Agregó que las posiciones políticas de la formación han sustentado una “agitación continua” contra las minorías y fomentaron el miedo y la hostilidad hacia ellas.
“Esto es evidente en las numerosas declaraciones xenófobas, antiminorías, antiislámicas y antimusulmanas que hacen continuamente los principales funcionarios del partido”, añadió.
Otras organizaciones clasificadas como extremistas en Alemania son grupos neonazis como el Partido Nacional Democrático (PND), grupos islamistas como el Estado Islámico y de ultraizquierda como el Partido Marxista-Leninista de Alemania.
La AfD ya había estado bajo el escrutinio de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución por sus vínculos con extremistas y sus lazos con Rusia. De los 38.800 extremistas de ultraderecha contabilizados por la agencia el año pasado, más de 10.000 son miembros del partido.
La ministra del Interior, Nancy Faeser, señaló en un comunicado que la clasificación era “clara e inequívoca” y fue el resultado de una “auditoría integral y neutral” de 1100 páginas que no tuvo influencia política alguna.
En virtud de esta medida, cualquier vigilancia de las actividades de AfD debe cumplir con el “principio de proporcionalidad” contemplado en la ley alemana.
La designación no supone la prohibición del partido, que solo puede producirse mediante una solicitud de cualquiera de las dos cámaras del parlamento o del gobierno federal a través del Tribunal Constitucional Federal.