La Corte Suprema tiene la causa contra Cristina Kirchner hace semanas. Semanas, eh. No días. Ya podrían haberla leído, subrayado, hecho un TikTok y hasta adaptado al teatro independiente. Pero no. Los supremos decidieron tomarse su tiempo… como si fueran monjes tibetanos decidiendo si prender el sahumerio de la justicia o irse de retiro espiritual al country de Nordelta.
No es que no puedan fallar, no. Es que están esperando el momento exacto, el “feng shui judicial”. Rosatti se despertó un día y dijo: “¿Hoy firmamos?” Y Rosenkrantz, que justo estaba mirando el horóscopo de Ludovica Squirru, le respondió: “Mercurio está retrógrado, mejor no”. Y así seguimos, con la Corte en modo meditación trascendental, más lenta que cola de ANSES sin sistema.
Mientras tanto, Cristina hace lo que quiere. Es como una abuela peronista con superpoderes: hornea tortas fritas, acomoda listas electorales, te cuenta la historia del peronismo con muñequitos de Playmobil y te manda al mazo sin despeinarse. ¿La condena? Un chiste. ¿La inhabilitación? Una leyenda urbana. Cristina juega con cartas marcadas y cuando le tiran «un alerta judicial”, ella contesta: “Me presento como candidata a portera de escuela en la Antártida si me hace falta”.
Y la Corte, bueno… la Corte está haciendo origami con el expediente. Rosatti ensaya discursos republicanos en el espejo. Rosenkrantz hace sudoku con los plazos procesales. Y Lorenzetti, que antes era el emperador dormido del Palacio, ahora viene con la energía de un ex que quiere recuperar el poder judicial a puro WhatsApp y dictamen pendiente.
¿Y el pueblo argentino? Bien, gracias. Mirando todo como si fuera una serie de Netflix que no termina más. Primera temporada: “La Causa”. Segunda: “La Apelación”. Tercera: “La Cámara”. Cuarta: “La Corte”. Quinta: “Cristina Presidente otra vez y vos con la misma remera del 2007”.
Porque en este país, la Justicia no llega tarde: llega en burro, sin GPS y con una estampita de Alberto Fernández colgada del cuello. Y cuando llega, ya es tarde, ya están todos reelectos, ya hay feriado puente y ya están vendiendo camisetas que dicen “CFK 2025-2027-2031. Absolutamente, todo es culpa de Magnetto, y de los turros de Radio La Red 89.3 mhz
Acá no hay culpables, hay vencimientos. Si manejas bien el calendario, podes chorear, vaciar un banco, reescribir la Constitución con crayones, y después tirarte en un living de El Calafate a decir que sos víctima de persecución política, de los medios, del capitalismo, de tu signo zodiacal y de una bruja de Jujuy que te hizo macumba.
Argentina: donde la Corte espera, Cristina Kirchner juega, y nosotros… aplaudimos con una empanada de vigilia en la mano y una lágrima en el ojo.