La cuenta corriente cambiaria ratificó en febrero que entró en “zona roja”: el segundo mes del año cerró con un déficit de US$1231 millones, con lo que acumuló ya nueve meses con resultados negativos que reflejan una salida neta de divisas del país.
El dato surge del Balance Cambiario con datos finales a ese mes divulgado hoy por el Banco Central (BCRA). Allí se incluye esa estadística que muestra que, desde mayo del año pasado y hasta fin de febrero, todos los dólares que ingresaron al país (por comercio, servicios y flujos financieros) no resultaron suficientes para cubrir los egresos por pagos de deuda, de rentas y transferencias por consumos de argentinos en el exterior.
De hecho, esa cuenta, que en los cinco primeros meses de la administración Milei (con dólar fuera de la zona de atraso y buena parte de los pagos al exterior postergados cuotificados) fue superavitaria en US$12.123 millones, en los nueve meses siguientes resultó deficitaria en US$10.323 millones.
Es un desbalance sostenido que sólo pueden sostener los países con monedas sanas o acceso al financiamiento y que la Argentina pudo sobrellevar sin mayor impacto sobre las reservas del BCRA hasta mediados de marzo por el éxito que tuvo el blanqueo de capitales. Es que esa operación hizo que el país pueda vivir de prestado, ya que ese financiamiento surgió de los propios argentinos. Sin embargo, el vuelco de mercado verificado desde mediados de marzo en adelante parece indicar que esos prestamistas también se cansaron.
Los factores estructurales detrás de este déficit están vinculados con:
“Como se esperaba, la persistente apreciación del Tipo de Cambio Real Multilateral, sumado al fin del Impuesto PAIS, ha profundizado el deterioro de la cuenta servicios del balance cambiario. Y junto con la vigencia del dólar blend consolida el déficit de la cuenta corriente cambiaria”, observaron al respecto desde Aurum Valores.
Los analistas coinciden en que el déficit persistirá en los próximos meses, por la rigidez de la política cambiaria, lo que lleva a la necesidad de encontrar financiamiento externo.
La expectativa del mercado se centra en un eventual acuerdo con el FMI, que podría aportar liquidez y delinear una hoja de ruta para flexibilizar el control de cambios. Sin embargo, el desafío radica en encontrar fuentes de financiamiento sostenibles sin generar desequilibrios adicionales en la economía ante una mayor dependencia de la cuenta de capitales en un contexto de persistentes restricciones cambiarias que limitan la inversión a sectores de la economía muy competitivos y sólo si se les aseguran beneficios (RIGI).
Las proyecciones para 2025 anticipan un déficit sostenido, estimado entre 0,55% y 3% del PBI, dependiendo de la evolución de las exportaciones y el acceso al financiamiento externo. El desafío para el Gobierno será encontrar un equilibrio entre estabilidad cambiaria y sostenibilidad en la acumulación de reservas.
En lo que fue el balance cambiario de febrero, el déficit fue explicado por egresos netos en las cuentas “Servicios”, “Ingreso primario” e “Ingreso secundario” por US$1038 millones, US$1047 millones y US$15 millones, respectivamente, detalló el informe oficial. Esas salidas fueron “parcialmente compensados por el ingreso neto de la cuenta de Bienes por US$869 millones” que casi duplicó el monto de enero.