Un sanjuanino creyó haber encontrado la oferta del siglo cuando adquirió una camioneta a un precio inmejorable. Pero la alegría le duró menos que un semáforo en verde: cuando la policía lo paró para un control, descubrieron que el vehículo tenía pedido de secuestro en Córdoba.
El hombre, con la cara de quien acaba de enterarse de que los Reyes Magos no existen, intentó defenderse: “¡Pero si yo la compré de buena fe!”. Sin embargo, la excusa no impresionó demasiado a los uniformados, que lo invitaron cordialmente (léase: esposado) a la comisaría para dar algunas explicaciones.
Mientras tanto, el verdadero dueño de la camioneta, que había denunciado el robo meses atrás, debe estar preguntándose cómo su vehículo terminó en San Juan, pasando de mano en mano como figurita difícil del álbum.
El comprador, ahora en problemas, escribe con tiza en la pared: «Cuando una oferta parece demasiado buena para ser verdad… probablemente lo sea, pero en la concesionaria oficial».