El milagro económico argentino sigue en plena mutación. Mientras la gente se estira hasta el último centavo para comprar leche y carne en el supermercado, las ventas de autos y electrodomésticos explotan. ¿Qué pasó? ¿Los argentinos decidieron dejar de comer para llenarse de licuadoras y SUV? No exactamente, pero la dinámica es tan disparatada como suena.
Según el INDEC, el consumo masivo se desplomó un 11% en supermercados y un 15% en mayoristas durante 2024. Y en los primeros meses de 2025, la tendencia sigue igual de deprimente, con una baja del 10,2%. Es decir, cada vez menos changuitos llenos y más miradas largas en la góndola. ¿Será que el «corte de carne del mes» se volvió el nuevo lujo? Mientras tanto, los electrodomésticos y los autos viven una primavera: las ventas de heladeras, lavarropas y demás chiches aumentaron un 159% en 2024, y el patentamiento de autos subió un 100% interanual en lo que va del 2025. ¿Cómo se explica esto? Muy simple: el crédito volvió, pero solo para algunos.
El problema central sigue siendo el mismo: el ingreso disponible de los hogares está más flaco que una billetera el 15 del mes. En 2024, cayó un 18%, con un desplome más fuerte en los sectores de menores ingresos, que vieron cómo los gastos fijos (luz, gas, alquiler, transporte) se fueron a la estratósfera. Mientras tanto, quienes todavía pueden ahorrar encontraron la forma de gastar en algo que preserve el valor: un auto o una heladera parecen más confiables que los pesos en el banco.
“Los salarios formales le ganan a la inflación desde mayo de 2024”, dicen los analistas, pero la realidad es que ese «triunfo» se ve reflejado en las concesionarias y no en los supermercados. Quienes pueden acceder a los beneficios del crédito y las cuotas sin interés se suben a su 0 km, mientras otros siguen contando los billetes para llevarse un kilo de carne picada.
Así funciona hoy la economía argentina: dos velocidades bien marcadas. Para algunos, la fiesta de las cuotas sin interés; para otros, la dieta forzada. Un modelo eficiente, si el objetivo es convertir a la clase media en un grupo de contorsionistas financieros expertos en malabares.