¡Qué suerte tuvo Rached! Se quedó dormido, estampó el auto contra el cemento, abrazó un caño en el camino y aun así, ni un raspón. Este muchacho no necesita seguro. Lo del canal de riego impermeabilizado es un detalle clave. Porque si era de tierra, capaz, el auto brotaba en primavera. Pero no, ahí quedó, de costado, como diciendo: «Bueno, hasta acá llegué, muchachos.» Y la ambulancia llega, lo revisa y decide que ni vale la pena llevarlo al hospital. El médico lo revisó y le dijo «Rached, querido, para dormir acostate en tu casa, o con tu novia o con tu novio, que se yo, ¡La calle no es colchón!