La posibilidades de que Ariel Lijo asuma como ministro de la Corte Suprema de Justicia, se redujeron a los votos del kirchnerismo en el Senado. Con el rechazo del máximo tribunal a su pedido de licencia extraordinaria, el juez federal no renunciará a su despacho: confía en que obtendrá los dos tercios de los votos de los senadores para su designación. La oposición, en tanto, no descarta rechazar no sólo su pliego sino también, el de Manuel García-Mansilla que cumplirá dos semanas como ministro del máximo tribunal en comisión. ¿Qué sucederá en ese caso?
Hace una semana, por unanimidad -y la abstención de Ricardo Lorenzetti-, la Corte rechazó el pedido de licencia extraordinaria sin goce de sueldo que había requerido Lijo. El objetivo del magistrado era asumir en comisión en el máximo tribunal, -tras la designación por un decreto de Javier Milei-, sin desprenderse de su despacho de Comodoro Py. Pero ante la respuesta de la Corte, la Casa Rosada fue taxativa: “El pliego no se retira”.
Días después, el jefe de Gabinete Guillermo Francos admitió que para concretar la postulación del Lijo “no había un plan B”. El mensaje continuó siendo el mismo: el Poder Ejecutivo no está dispuesto a ceder respecto a sus candidatos para la Corte.
En este escenario, las miradas vuelven al Senado, donde hasta ahora la Comisión de Acuerdos sólo emitió un dictamen respecto del juez federal. Ahora el kirchnerismo buscaría tratarlo en el recinto, para rechazarlo.
La postulación de García-Mansilla aún no logró las nueve firmas necesarias para aprobar su dictamen en Acuerdos, paso obligatorio para que si pliego también pueda tratarse en el recinto.
Según afirman sus voceros, el kirchnerismo quiere apurar esos trámites para rechazar ambos pliegos.
Si eso ocurriese, ¿qué sucederá con el abogado que cumple dos semanas como ministro de la Corte?
Fuentes judiciales señalaron a Clarín que “el Senado con mayoría simple debe rechazar la designación en comisión de García-Mansilla, sino se queda hasta el 30 de noviembre”.
Por otro lado, están quienes entienden que la única manera de sacar a un integrante de la Corte Suprema de Justicia “es a través de un juicio político, como la mayoría de la jurisprudencia expone”.
Ante este escenario, fuentes del Palacio de Justicia indicaron que desde el jueves 27 de febrero, cuando Horacio Rosatti -en carácter de presidente de la Corte- le tomó juramento a Manuel García-Mansilla, “es un ministro pleno para la Corte. A comisión, tras la decisión del Gobierno de avanzar con una designación por Decreto”.
Según esa mirada, el nombramiento en comisión determina no sólo el plazo, hasta noviembre del año en curso, sino también “cómo ingresó al máximo tribunal”. Esto es: sin el trámite parlamentario habitual. Pero no hay otras diferencias con el resto de los ministros.
Con lo cual, si su pliego es rechazado en el Senado, continuará como miembro del máximo tribunal hasta el 30 de noviembre. Siempre y cuando no intermedie ninguna acción cautelar. Pero fuentes judiciales explicaron a Clarín que -hasta el momento-, “no llegó ninguna acción de amparo que dé marcha atrás a la designación en comisión” del jurista.
Otros constitucionalistas, en cambio, consideran que si el Senado rechaza el pliego de García-Mansilla, el académico debería abandonar la Corte de inmediato.
Está latente la posibilidad de que la Corte vuelva a integrarse con tres miembros desde el 1 de diciembre. Frente a esa circunstancia, fuentes del Palacio remarcaron que claramente no es la situación ideal, pero que pese a ello “esta Corte está preparada para funcionar con tres, cuatro o sus cinco miembros”.
El máximo tribunal posee “todo el marco normativo para que su funcionamiento no se vea afectado por los vaivenes de la política”, resaltó otra fuente judicial al analizar la posible discusión que podría librarse en el Senado, donde el kirchnerismo cuenta con 34 de los 48 votos que requiere la mayoría especial que exige la Constitución Nacional para elegir a los miembros del máximo tribunal.