La ira latente por el poder sin control del multimillonario Elon Musk se derramó en una notable reunión de gabinete. El jefe de la Casa Blanca debió frenar a su polémico asesor. El canciller Marco Rubio estaba indignado. En la reunión, el secretario de Estado, sentado al lado del presidente Donald Trump, escuchando una letanía de ataques del hombre más rico del mundo.
En diagonal, sentado al otro lado de la mesa elíptica de caoba, Musk le estaba dando la lata a Rubio, acusándolo de no haber recortado su personal.
“No ha despedido a nadie”, le dijo a Rubio, y luego agregó con desdén que tal vez la única persona a la que había despedido era un miembro del personal del polémico Departamento de Eficiencia Gubernamental de Musk.
Rubio había estado furioso en privado con el magnate sudafricano durante semanas, desde que su equipo cerró un organismo que supuestamente estaba bajo el control del canciller: la Agencia de los EE.UU. para el Desarrollo Internacional. Pero, en la reunión del gabinete frente a Trump y alrededor de otras 20 personas (cuyos detalles no se han informado antes), Rubio se desahogó. Musk no estaba siendo sincero, dijo. ¿Qué pasa con los más de 1.500 funcionarios de la cancillería que se jubilaron anticipadamente con indemnizaciones? ¿No contaban como despidos? Preguntó, sarcásticamente, si Musk quería que volviera a contratar a todas esas personas solo para poder hacer un espectáculo de despedirlas nuevamente. Luego expuso sus planes detallados para reorganizar el ministerio.
Musk no se impresionó. Le dijo a Rubio que era “bueno en la televisión”, con el claro subtexto de que no era bueno para mucho más. Durante todo esto, el presidente se reclinó en su silla, con los brazos cruzados, como si estuviera viendo un partido de tenis.
Después de que la discusión se prolongó durante un tiempo incómodo, Trump intervino para defender a Rubio y dijo que estaba haciendo un “gran trabajo”, tiene mucho de qué ocuparse, dijo. “Está muy ocupado, siempre está viajando y en la televisión, y tiene una agencia que dirigir. Así que todos deben trabajar juntos”.
La reunión fue un punto de inflexión después de las frenéticas primeras semanas del segundo mandato del líder republicano. Produjo la primera indicación significativa de que Trump estaba dispuesto a poner algunos límites a Musk, cuyos esfuerzos se han convertido en objeto de varias demandas e inquietado a legisladores republicanos, algunos de los cuales se han quejado directamente al presidente.
A los funcionarios del gabinete les gusta casi uniformemente el concepto de lo que Musk se propuso hacer –reducir el despilfarro, el fraude y el abuso en el gobierno- pero se han sentido frustrados por el enfoque de motosierra para trastocar el gobierno y la falta de coordinación.
Donald Trump pone límites a su asesor estrella
La reunión del jueves fue una señal de que Trump estaba atento a las quejas. Trató de ofrecer algo a cada lado al elogiar tanto a Musk como a sus ministros. (Al menos uno, el del Tesoro Scott Bessent, que ha tenido tensos encuentros con el equipo de Musk, no estuvo presente). El presidente dejó en claro que todavía apoyaba la iniciativa de Musk. Pero, dijo, era el momento de ser un poco más refinado en su enfoque.
A partir de ahora, los ministros estarán a cargo y el equipo de Musk solo asesorará.
No está claro cuál será el impacto a largo plazo de la reunión. Musk sigue siendo el mayor apoyo financiero político de Trump (esta semana emitió anuncios por un millón de dólares que decían: “Gracias, presidente Trump”) y el control por parte del millonario sudafricano del sitio X ha hecho que los miembros del personal de la administración y los ministros del gabinete teman que los ataque en público.
Pero, como mínimo, la sesión dejó al descubierto las tensiones dentro del equipo de Trump, y las noticias de los fuertes enfrentamientos se extendieron rápidamente entre los altos rangos de las agencias del gabinete.
En una publicación en las redes sociales después de la reunión, Trump dijo que la siguiente fase de su plan para recortar la fuerza laboral federal se llevaría a cabo con un “bisturí” en lugar de un “hacha”, una clara referencia al enfoque de tierra arrasada del asesor.
Musk, que llevaba traje y corbata en la reunión del jueves en lugar de su remera habitual después de que Trump se burlara públicamente de él por su aspecto descuidado, se defendió diciendo que tenía tres empresas con una capitalización de mercado de decenas de miles de millones de dólares y que sus resultados hablaban por sí solos. Pero pronto se enfrentó a los miembros del gabinete.

Apenas momentos antes del estallido con Rubio, Musk y el titular de Transporte, Sean Duffy, discutieron sobre el estado del equipo de la Administración Federal de Aviación para rastrear aviones. Denunció que el equipo de jóvenes que maneja Musk presionaba para que se despida a los controladores de tráfico aéreo. “¿Qué se supone que debo hacer?”, dijo Duffy. “¿Tengo que lidiar con múltiples accidentes aéreos ahora y su gente quiere que despida a los controladores de tráfico aéreo?”
Musk reaccionó tratando de mentiroso a Duffy. El ministro insistió que lo había escuchado directamente de ellos. Musk, al preguntar quién había sido despedido, dijo: “Dame sus nombres. Dime sus nombres”. Duffy respondió que no había nombres porque impidió los despidos. En otro momento, Musk reprochó que las personas contratadas en el marco de programas de diversidad, equidad e inclusión estaban aún trabajando en las torres de control.
El intercambio terminó con Trump diciéndole a Duffy que tenía que contratar a personas del MIT como controladores de tráfico aéreo. Estos controladores de tráfico aéreo deben ser “genios”, dijo.

El responsable de Asuntos de Veteranos, Doug Collins, a su vez, ha estado lidiando con uno de los desafíos políticamente más sensibles de todos los ministros del gabinete. Los recortes de Musk afectarán a miles de veteranos, un electorado poderoso y una parte central de la base de Trump.
En respuesta a una solicitud de comentarios de The New York Times, Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, señaló en una declaración: “Como dijo el presidente Trump, esta fue una reunión excelente y productiva entre los miembros de su equipo para discutir medidas de reducción de costos y personal en todo el gobierno federal. Todos están trabajando como un solo equipo para ayudar al presidente Trump a cumplir su promesa de hacer que nuestro gobierno sea más eficiente”.
Tammy Bruce, portavoz de la cancillería, respondió: “Rubio consideró la reunión como una discusión abierta y productiva con un equipo dinámico que está unido para lograr el mismo objetivo: hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”.
Del mismo modo el área de Veteranos remarcó “como ha dicho el presidente Trump, es importante aumentar la eficiencia y reducir la burocracia mientras se mantiene en su lugar a los mejores y más productivos empleados federales. El Departamento de Asuntos de Veteranos está trabajando con DOGE y el resto de la administración para hacer precisamente eso”.
En una publicación en X el viernes, Duffy prefirió elogiar a Trump y el trabajo que está haciendo el equipo de Musk y dijo que fue una reunión de gabinete efectiva. Agregó que “el Departamento de DEI (diversidad, equidad e inclusión) en la FAA fue eliminado el segundo día” y que el “enfoque de Trump de un bisturí en lugar de un hacha y una mejor coordinación entre los secretarios y DOGE es el enfoque correcto para revolucionar la forma en que se maneja nuestro gobierno”.
Musk, quien luego afirmó en X que la reunión del gabinete fue “muy productiva”, parecía mucho menos entusiasmado dentro de la sala. Se defendió agresivamente, recordando a los ministros del gabinete que había construido múltiples empresas de miles de millones de dólares desde cero y sabía algo sobre contratar buenas personas.