«Fue un desenfoque mío, estaba en otra cosa, no me avivé y ya habían pasado los jugadores y ninguno de la organización se acercó. Fue un pequeño desenfoque mío pero nada en particular», afirmó el entrenador de River, que muchas veces hizo quedar a sus jugadores hasta el final de las premiaciones, aún en la derrota..
Esta versión de Gallardo se ve desenfocada. Y se nota en su equipo, que no encuentra el rumbo futbolístico, juega mal al fútbol y no patea al arco prácticamente. Así y todo, al contestar las preguntas fue autocrítico. Dio la cara.
Podría haber sido, entonces, la estrella número 15 de Gallardo como DT de River. Pero los cuatro penales fallados por sus jugadores en una definición de locos en el estadio La Nueva Olla lo tumbó anímicamente. Celebró las dos atajadas de Franco Armani y solo atinó a llevarse la mano derecha a la boca cuando Facundo Colidio le dio al travesaño en el remate que hubiera definido la final.
«No hay excusas, nosotros mismos fuimos un obstáculo. Tuvimos tres obstáculos: el adversario, el clima y nosotros mismos. Es demasiado prematuro para generarse dudas pero claramente necesitamos resolver situaciones y hacernos cargo con otra preponderancia. Es un poco el resumen de este principios de año que es inesperado porque ya a esta altura esperábamos tener una soltura y una energía diferente. Habrá que seguir insistiendo. Tendremos que atravesar este momento y para eso necesitamos algo que nos indique que debemos cambiar porque estamos a tiempo para ofrecer la representatividad que tenemos que darle a nuestra gente», comentó el Muñeco.
Se quedó con su cuerpo técnico en el césped del estadio, recibió el saludo de Alexander Medina y esperó el final de la premiación. De hecho, cuando los integrantes del plantel de Talleres de Córdoba transitaron la tarima, una cámara de la televisación oficial lo tomó con un gesto adusto, serio y lleno de frustración.