Un grupo de taxistas indignados salió a desmentir las versiones que los acusan de amenazar a los conductores de Uber. “Nosotros somos gente de trabajo, jamás andaríamos persiguiendo a esos… ¿cómo se llaman? Ah sí, infieles del volante”, declaró un taxista mientras afilaba un destornillador con una piedra. Otro chofer, con 30 años de experiencia en el gremio, fue más diplomático: “No estamos en contra del progreso. Solo creemos que si alguien quiere hacer de Uber su profesión, debería someterse a las leyes del tránsito, pagar los impuestos correspondientes y, de ser posible, pasar por una ceremonia de iniciación donde le hacemos sentir el amor de la comunidad… con abrazos, claro, no con gomeras». Los taxistas aseguran que no hay ninguna persecución. “Nosotros no molestamos a nadie. Ahora, si un Uber encuentra el camino bloqueado por 20 taxis en simultáneo o le falla misteriosamente la batería en una zona oscura… bueno, eso es cosa del universo. Energías, viste.” Desde Uber, por su parte, dicen que están tranquilos. “No creemos que haya animosidad, pero estamos tomando precauciones. Por eso nuestros conductores ahora salen disfrazados de repartidores de empanadas. Si el taxista los frena, dicen ‘¡Señor, son 2 docenas de carne y 2 de jamón y queso!’ y siguen viaje.” Mientras tanto, un vocero del sindicato de taxis dejó una advertencia sutil: “No hay ningún problema, pero sería bueno que los conductores de Uber recuerden que la vida es corta, las calles son largas y, en una ciudad, siempre hay un semáforo que tarda más de la cuenta…”.