Racing golpeó dos veces y dejó preocupadísimo al Boca de Gago tras clásico caliente y polémico en el Cilindro de Avellaneda

La noche está caliente en Avellaneda. Se juega con los dientes apretados y no faltan las polémicas. Racing abre el partido temprano y Boca pelea hasta el final. En el medio, interviene el VAR. Hasta que el clásico, que pintaba para empate por el asedio azul y oro, termina en una explosión celeste y blanca con el segundo gol. La expulsión de Kevin Zenón es un acto de impotencia. La imagen que deja el equipo de Fernando Gago en su regreso al Cilindro es triste. Todo lo contrario sucede en esas tribunas que terminaron gozando al ritmo del “ooooole”.

La presión de Racing fue abrumadora. Lo tuvo contra las cuerdas a Boca en los primeros diez minutos. Le faltó justeza en el área. Lo demás, lo hizo muy bien. Por afuera, fundamentalmente, fue profundo con Gastón Martirena y Gabriel Rojas. Por adentro, se lució Juan Nardoni, el corazón del equipo. Y hubo conexión, claro, a bordo de un 3-4-1-2 en el que Luciano Vietto se juntó con Agustín Almendra para elaborar.

Boca pareció encontrar algo de sosiego a partir de alguna pincelada de los chilenos. Gago, que suele apostar a la tenencia, miraba desde un costado con preocupación. Lo más cerca que estuvo de inquietar a la defensa celeste y blanca fue a través de la pelota parada. Ejecutó Carlos Palacios un tiro libre que Ayrton Costa cabeceó sin puntería en el área local.

El gol llegó por decantación. Hubo viveza de un alcanzapelotas, que asistió rápido a Martirena. El uruguayo sacó largo con las manos y Santiago Solari hizo una genialidad. Giró en una baldosa para sacarse de encima la marca de Rodrigo Battaglia y mientras Marcelo Saracchi corría con desesperación, dejó a Vietto de frente al arco desguarnecido. Boca se quejó de que el lateral se adelantó unos metros para salir con velocidad. Pareció más un sesgo de bronca que un reclamo serio.

Boca sintió el golpe, justo cuando empezaba a encontrar alguna sociedad. En este contexto, Edinson Cavani quedó muy aislado, encorsetado por la línea de tres que plantó Costas. Retrocedía Miguel Merentiel para entrar en el circuito de juego, pero con la excepción de las trepadas de Juan Barinaga, había poco para destacar. Alan Velasco, incómodo, al menos consiguió rematar de media distancia. Fue una prestación muy escasa de acuerdo al inversión que hicieron desde la tesorería azul y oro.

Así y todo, en el final Boca casi logra el empate cuando llegó un tiro de esquina del propio Velasco que Tomás Belmonte ganó en las alturas. El volante cabeceó por encima del travesaño. Racing mostró una flaqueza en el aspecto defensivo. A pesar de que ganó casi todas las divididas, de arriba falló en el área.

Gago tomó nota y sacó a Velasco. En su lugar entró Exequiel Zeballos, más punzante. Y Boca creció. Por mérito propio y porque Racing se quedó. Tuvo dos chances claras. Un zurdazo de Cavani que tapó Arias y otro de Barinaga que pasó muy cerca del poste derecho del arquero de la Selección de Chile.

Costas también movió el banco. Cansados Vietto y Almendra, el técnico refrescó con los ingresos de Maxi Salas y Martín Barrios. El uruguayo casi resuelve el duelo de contra. Pero Boca seguía dominante. Y como Martirena a esa altura estaba jugando regalado porque Falcón Pérez no le aplicó la segunda amarilla por otra dura falta sobre Saracchi, el uruguayo dejó la cancha y se incorporó Facundo Mura.

Frank Fabra entró muy bien en Boca. Y Germán Delfino, desde el monitor, lo llamó a Falcón Pérez para que evalúe una mano de Nardoni. Estaba de espaldas el volante. El árbitro no se dejó influenciar y no cobró el penal que le sugirió su compañero.

Boca se descontroló. Y Zaracho, que había ingresado después de la revisión, asistió a Salas. Remató el delantero, tapó Marchesín y Maravilla cabeceó al gol.

Quedó tiempo para la expulsión de Zenón, que bajó a Salas de atrás con vehemencia. Y para un poco de amor propio de los visitantes, que terminaron empujando contra el área de Arias sin éxito. Celebró Racing. Se recuperó de la caída ante Estudiantes y va por más. Boca dio dos pasos atrás. Y se fue de Avellaneda con gran incertidumbre.