Javier Milei, el hombre que en vez de hacer reformas económicas parece estar buscando un lugar para su propio reality show, dio el discurso del siglo en el Foro Económico Mundial de Davos. Entre risas nerviosas y miradas de incredulidad, el presidente se despachó con Teorías que parecían más de un guion de ciencia ficción que de un discurso político. Primero, vinculó a la comunidad LGBTIQ+ con la pedofilia, porque claro, en el mundo de Milei, todo tiene sentido. Luego, se preguntó en voz alta por qué el femicidio debería ser un delito, como si fuera una categoría opcional en la ley, tal vez como elegir entre Coca-Cola o Sprite y, por si no fuera suficiente, negó la brecha salarial de género, porque evidentemente no ha mirado una nómina de sueldo en los últimos
Ante tal desfile de declaraciones ‘geniales’, el Colegio de Psicólogos de San Juan decidió que ya era hora de sacar el cartel de ‘stop’ y recordó que la salud mental y los derechos humanos no son temas que se puedan dejar en manos de un guionista de comedia. ‘Exigimos respeto por la igualdad y la justicia social’, dijeron, como si el sentido común no hubiera decidido hacer una pausa para tomar