Si hay algo más disputado que el último pedazo de pizza en una juntada de amigos, es el segundo puesto en la lista de diputados nacionales del Partido Bloquista. Porque sí, querido lector, la política sanjuanina es un reality show, pero sin cámaras, sin guion y con más traiciones que una telenovela turca.
El Partido Bloquista, también conocido como “El partido que siempre está, pero nadie sabe bien dónde”, tiene que decidir quién se queda con la joya de la corona: el SEGUNDO lugar en la lista. Un puesto que, aunque suena a premio consuelo, en el fondo es una medalla de plata en la Olimpiada del Acomodo.
En un rincón del cuadrilátero, tenemos a Graciela Caselles, con más campañas en su haber que un vendedor de seguros. En el otro, a Luis Rueda, diputado provincial y presidente del bloquismo, que quiere demostrar que en política no importa cuánto tiempo llevás en el club, sino qué tan fuerte pateás la puerta.
Pero la verdadera pregunta es: ¿POR QUÉ PELEAN POR EL SEGUNDO PUESTO? Bueno, porque el primero ya está reservado para La Libertad Avanza de San Juan, que prácticamente ya ha dicho “sí, son nuestros aliados”, pero a la hora de repartir los lugares y con José Peluc al frente, es muy posible que deje al Partido Bloquista mirando como perro en la carnicería.
Para hacerlo más divertido, la ley electoral exige intercalar hombres y mujeres en la lista. Esto ha llevado las negociaciones a un nivel de surrealismo digno de Dalí. Imaginen a los dirigentes contando en voz alta:
—“Si ponemos un hombre primero, después va una mujer… pero si después va otro hombre… ¡No, no, pará! Si sumamos un LLA y un PB y le restamos una traición… ¡No nos da la cuenta, che!”
Y mientras tanto, el electorado observa esta comedia con la misma expresión de quien ve a dos gallinas peleando por un grano de maíz en un gallinero vacío.
Por supuesto, la decisión final se tomará en la más alta tradición política: con reuniones secretas, promesas que caducan en 24 horas y frases célebres como “Quedate tranquilo que está todo hablado” (spoiler: nunca está todo hablado, y nunca estés tranquilo).
Lo único seguro es que en este enredo alguien va a salir contento, alguien enojado y alguien va a terminar diciendo:
—“¿Al final quién quedó en el segundo puesto?”
—“No sé… ¡pero ya empezó la campaña del 2027!”