El cierre de las oficinas de Aerolíneas Argentinas en San Juan se concretó el 19 de diciembre, y lo hicieron con tanto «estilo» que hasta retiraron los carteles de las vidrieras para dejar la sede vacía. Si antes pensábamos que volar era una experiencia «vacía», ahora resulta que hasta la propia oficina se quedó sin alma. Al parecer, la sucursal fue transformada en un espacio minimalista, con una decoración muy… vacía.
Pero, claro, todo esto tiene una justificación tan seria que hasta uno podría pensar que estamos en una película de acción, pero sin los efectos especiales: «El cambio de hábitos de consumo hizo que la venta presencial representara solo el 1% de los tickets vendidos», dijeron. Lo que no nos dijeron es que, si seguimos así, pronto el 1% será también la cantidad de pasajeros que se suben al avión. ¡Todo por la modernización!
Y no olvidemos el detalle crucial: la privatización de Aerolíneas Argentinas va viento en popa. El Gobierno ya está planeando su «despegue» rápido, y para ello la mejor estrategia es reducir al máximo la operación estatal. Ya el déficit de USD 6.540 millones es un pequeño «detallito» en su plan de optimización. No importa tanto lo que el Estado haya invertido (USD 8.000 millones), lo importante es que ahora podemos seguir con nuestras vidas sin la molesta opción de ir a una oficina. Y si eso no es un buen síntoma de avance hacia la privatización, ¡que me digan qué lo es!
¡Lo que sigue es solo cuestión de ajustar las alas y apretar los botones del «check-in» online! Así que, a partir de ahora, si quieres volar, prepárate para hacerlo desde el sofá, pero eso sí, ¡con solo un 1% de probabilidades de encontrar un asiento!
Y a todo esto, ¿te imaginas a los empleados de la oficina ahora reforzando los aeropuertos? ¡Parece que están en una misión de «atención comercial»! Como si, de repente, la venta de boletos en el aeropuerto fuera la respuesta a todos los problemas de la empresa.