El operativo fue un verdadero desafío. Según fuentes policiales, atrapar a los ladrones de cobre es como jugar al escondite, pero con camiones cargados de cables eléctricos. “Son rápidos, pero nosotros también vemos películas de acción”, comentó un oficial, mientras posaba orgulloso frente a un botón de rollos de cable más grandes que una rueda de tractor.
¿Y qué se hace con 10 toneladas de cobre secuestradas? ¿Lo guardan? ¿Lo reciclan? ¿Lo funden para hacer una estatua gigante de San Martín? Es un misterio. Lo que sí sabemos es que, si el cobre sigue desapareciendo al ritmo del 2024, en 2025 habrá que volver al telégrafo o, peor aún, aprender a escribir cartas.
Mientras tanto, el mercado negro seguirá soñando con sus toneladas de cobre, y nosotros seguiremos agradeciendo que la Policía tenga ojo de halcón para estos temas. Porque, al final del día, sin cobre no hay cables, y sin cables… bueno, ni TikTok ni Netflix. ¡Un verdadero desastre nacional!