«En la legislatura de San Juan donde las promesas duran menos que un café en la sesión, nació un romance más clandestino que un presupuesto aprobado sin recortes, y con muchos gastos reservados. Él, secretario de Estado, experto en nada y en esquivar preguntas incómodas. Ella, diputada aguerrida, famosa por sus discursos encendidos… y por desaparecer o no justo antes de las votaciones clave.
Se encuentran en lugares tan discretos como el calle Laprida 100 metros antes de Las Heras, donde nadie «los ve». Rumor enfocó la antena para captar canal 8 en blanco y negro hacia esa dirección y sintió, ‘Esto es un peligro, pero seguí’, decía él mientras arrugaba los papeles. «¿Sigo?», preguntó ella?, y él le contestó «Si seguí contándome lo del proyecto» . Ella finalizó así su relato sobre un proyecto de beneficios para la población de San Juan que la entusiasma, justo antes de besarlo.
El escándalo es inminente. Los pasillos comienzan a murmurar cuando alguien los ve compartiendo un alfajor en la máquina de café. ‘¿Y esos dos?’, se preguntaron en voz baja. Él, rápido como siempre, responde: Con todo gusto te mando la documentación que me solicitas». Pero los rumores vuelan más rápido que un pedido de informes que va directamente a la basura. Ahora todos esperan que su romance no termine en algo ridículo que le haga daño a la imagen del gobierno. Si decidieron tirarse una cana al aire a pesar de estar casados los dos no hagan papelones en la calle»