River empató con San Lorenzo y no pudo asegurar la Libertadores 2025: hubo gol sin festejo de Muniain y silbidos en el Monumental

“Movete River movete, movete dejá de joder”, se cantaba en las tribunas del Monumental cuando el clásico contra San Lorenzo se consumía y River no encontraba los caminos para ganar el partido. La temperatura fue en ebullición y el clima de la agradable noche en Núñez se calentó a tal punto que le dio paso a un antiguo grito de guerra. “Pongan más huevo, pongan más corazón”, bramaron desde la Sívori.

El 1-1 final dejó con bronca a los hinchas ‘millonarios’ pero el enojo no es por un resultado que todavía no le permitió a River asegurar la clasificación a la Copa Libertadores 2025. Lo que preocupa -y cada vez más- es que el juego no aparece y el equipo de Marcelo Gallardo está en un estado de apatía constante. Este miércoles no pudo ante un rival que deambula en la tabla, que no jugaba por nada y que acumula deudas con su plantel.

Tanta es la confusión en River que los hinchas tampoco escapan del laberinto. Y quedan desbordados por las emociones pasajeras. Pasaron de aplaudir a Iker Muniain en la previa a silbarlo cuando se retira del campo de juego unos cuantos minutos después de que el español empató el encuentro de penal, y antes de que pateara también lo chiflaron.

A decir verdad, los hinchas de River también se quejaban del tiempo que hizo San Lorenzo durante gran parte del partido, ya desde el inicio, a tal punto que en la primera parte hubo apenas 23 minutos de tiempo neto de juego.

A pesar de los innumerables problemas que tiene a diario y al margen del irritante tiempo que se tomó para reponer cada pelota, San Lorenzo salió al campo de juego del Monumental muy metido y con la intención de hacerle un duro partido a River. Hubo un acierto de Miguel Ángel Russo en parar una línea de tres centrales y adelantar unos metros a los laterales Tripicchio y Braida para que se paren a la altura de los volantes centrales y cubran el ancho de la cancha.

Con las líneas compactas, San Lorenzo le enmarañó el mediocampo a River, que se vio obligado a ir más por afuera que a producir juego interno. Y River justamente estaba más para intentar por el centro dada las características de sus volantes y el armado del medio, con Simón y Meza como interiores y Lanzini de enganche. Sin embargo, cuando fue por adentro chocó una y otra vez, sobre todo con Romaña, que sacó casi todo.

Lo mejor de River se vio por la derecha cuando pasó Bustos al ataque y Solari se abrió por ese sector. Justamente de una jugada armada en tándem entre ellos, llegó un centro del lateral que Meza cabeceó y “Chila” Gómez tapó. Fue la más clara del equipo de Marcelo Gallardo en la primera mitad. Pateó mucho pero con poca puntería. De 20 remates, solo 6 fueron al arco.

El Ciclón también contó con las suyas a pesar de que a Armani en general lo vio de muy lejos. Fue cuando aprovechó los espacios que dejó River y en una jugada González Pirez y Paulo Díaz quedaron pagando cuando Cerutti pivoteó y Cuello se fue mano a mano con el arquero y el casildense sacó el zurdazo con una gran estirada.

River salió más activo a disputar el complemento. Y entendió que la clave estaba por la derecha. Solari se paró detrás de Braida y empezó a generar situaciones de gol. Hasta que llegó por decantación. El puntano recibió de Bustos y envió un centro que rechazó Romaña y el rebote lo capturó Meza, que definió al ángulo.

Poco le duró la alegría a River, de todos modos. González Pirez la opacó cuando abrió imprudentemente su brazo. Lo llamaron del VAR a Andrés Gariano y Muniain cambió el penal por el gol que no gritó. El Vasco levantó en el segundo tiempo. Y más allá de hacerse cargo del penal, también se hizo responsable del juego de San Lorenzo. Pidió la pelota y la distribuyó con criterio. Y Romaña se agigantó en defensa para sostener el empate que San Lorenzo festejó. Y si hubiese aprovechado las desavenencias de González Pirez y Paulo Díaz hasta quizás lo ganaba.

En el último tramo, River fue la nada misma. Los cambios no gravitaron. Y Gallardo sacó al que mejor estaba, que era Solari. Al final, los hinchas volvieron a apuntaron contra los jugadores: los despidieron con silbidos.