No es un festejo, sino más bien un desahogo. Se abrazan los hinchas de Racing y suspiran por el electrizante 4-3 ante Defensa y Justicia. Lo tenía para golear la Academia, pero terminó sufriendo hasta el último segundo por las grandes falencias defensivas. El local jugó a lanzar un golpe con potencia y a poner el mentón para recibir. Así, se dibujó un partidazo en el Cilindro, que despidió a los jugadores con cánticos de fuerza de cara al juego del jueves contra Corinthians por Sudamericana. “Por la copa cueste lo que cueste/por la copa tenemos que ganar”, se entonó.
Podrán ponerse finos los hinchas académicos y hablar del juego del equipo de Gustavo Costas. Y le encontrarán flaquezas, claro. Pero no dirán nada respecto al poderío ofensivo porque Racing es una aplanadora en este 2024, una auténtica máquina de marcar goles. Es cierto que Defensa y Justicia es una de las peores defensas de la Liga Profesional. Aunque también es verdad que los de Avellaneda golearon a varios de sus rivales: marcó 3 o más goles en 16 de los 43 duelos de la temporada.
Se le caen los goles a Racing, ese equipo que no necesita brillar para perforar el arco rival. Ante el Halcón compartió la pelota y hasta se podría decir que en la etapa inicial la visita realizó las jugadas colectivas más vistosas. Sin embargo, el regreso al vestuario en el entretiempo fue con un 3-0 para los locales. Y pudo ser con uno más si Enrique Bologna no se quedaba con el penal (mano de Víctor Aguilera) de Adrián Maravilla Martínez a los 15 minutos.
Costas optó por mandar a los titulares a la cancha, a pesar de que el jueves enfrenta a Corinthians en Brasil por las semis de la Sudamericana. Solo descansó Juan Fernando Quintero, que se sumó al plantel tarde luego de las Eliminatorias. Y debutó Luciano Vietto, que regresó tras una década. El último partido del cordobés había sido el 10 de mayo de 2014 ante Rosario Central. ¿Cómo jugó Lucho? Muy bien: se lo notó fino desde lo físico, con una muy buena aceleración. El atacante partió desde la izquierda en el 4-1-4-1 que plantó Costas, con Santiago Solari por la derecha y con Maravilla como única referencia.
El primer festejo llegó por un remate lejano de Gastón Martirena, un lateral derecho amigo del gol: anotó por quinta vez en 41 partidos en la Academia. El uruguayo también participó de los dos goles de Maravilla: en el primero, abrió para Solari, que metió un centro exacto a la cabeza del goleador; en el segundo, puso el pase atrás para el 3-0 del ex Instituto.
No fue justo el marcador con el que se fueron al entretiempo porque Aaron Molinas erró un gol abajo del arco y porque Gabriel Arias tuvo dos enormes tapadas (una tras un disparo lejano del propio Molinas y la otra luego de un potente cabezazo de Juan Miritello).
La sensación en el Cilindro era que se iba a desatar una fiesta en el complemento. El juego conjetural era adivinar cuántos goles metería el local. Pero aparecieron los errores defensivos y Defensa se puso a tiro. El ingreso de Matías Ramírez fue clave: metió uno y fabricó el penal del segundo de Abiel Osorio.
Los últimos 15 minutos fueron frenéticos. Costas sacó a Maravilla y a Vietto y puso a Juanfer -entró con pocas ganas- y a Maximiliano Salas, que festejó después de un buen pase de Bruno Zuculini. La jugada tuvo algo de suspenso porque Ramos Mingo la sacó cuando el balón apenas había ingresado.
Al final le quedó el descuento de Molinas, que se merecía el gol.
Ganó, metió muchos goles y sufrió Racing, que se prende en la Liga luego del empate de Vélez. Ahora, asoma la Sudamericana.