Gustavo Horacio Monti anunció que no va a apelar. No porque la Justicia se haya equivocado —detalle irrelevante— sino porque su cuerpo, solidario con el fallo, decidió acompañar la derrota con síntomas varios. Intestino sensible, estrés judicial, cirugías y una epifanía tardía: la salud es lo primero… cuando ya perdiste.
Así, Monti le avisó a la Cámara que abandona el juicio por calumnias contra Osvaldo “Pájaro” Benmuyal, el periodista que quiso disciplinar y terminó convalidado por cuatro jueces. Sí, cuatro. No uno distraído, no dos dudosos: cuatro magistrados que dijeron básicamente lo mismo que Benmuyal venía diciendo al aire desde hace años. Un escándalo.
La sentencia dejó algo muy claro y muy incómodo: Benmuyal habló dentro de la ley, No inventó, No exageró, Y lo que dijo merece investigación judicial.
Pero Monti se fue sin aprender. En el mismo escrito donde se retira por “estrés”, insiste en decir que el trabajo periodístico fue “falaz y mentiroso”. Una joya lógica: si era mentira, el camino era apelar. Si no apelás, no es estrés: es resignación con certificado médico.
La parte más optimista del relato es creer que el estrés va a bajar ahora. Justo cuando: se abre una nueva causa penal, vuelve al centro el Acueducto Gran Tulum, y los tribunales empiezan a murmurar con entusiasmo. No hay té de tilo para eso.
En paralelo, conviene refrescar un dato que siempre incomoda: mientras demandaba a un periodista, Monti —empresario de patrimonio envidiable— recibía medicación oncológica gratuita del Estado provincial. Recursos públicos para sanar, recursos privados para demandar. El equilibrio perfecto entre el capitalismo y la asistencia estatal… cuando conviene.
Gran parte de este nuevo capítulo judicial tiene nombre y apellido: Marcelo Arancibia, abogado de Benmuyal, que no se conformó con ganar el juicio sino que fue por más. Presentó una denuncia penal para que se investigue todo lo relacionado con el Acueducto Gran Tulum, ese tema que el Pájaro machacó durante años en Con Alma y Vida mientras muchos miraban para otro lado. Hoy, los que miraban al techo, miran el expediente.
Este fallo es un hito para el periodismo sanjuanino: demuestra que criticar al poder durante el poder no es delito. Y que a veces, después de años, la Justicia llega… aunque llegue con expediente y sentencia firme.
Sobre la retirada súbita de Monti circulan dos teorías: La política: cuando la denuncia penal entra en juego, alguien sugiere bajar un cambio antes de que explote todo. La caja: apelar sale caro, incluso cuando se contratan apellidos ilustres y resultados flacos.
Lo cierto es que la investigación continúa si el fiscal Sebastián Gómez da curso a la denuncia. Y ahí, el estrés puede volver a aparecer… pero ya sin coartadas. Al final, la frase de Osvaldo Benmuyal que incomodó a muchos quedó tallada en sentencia judicial: “A Monti no le cierra el blanco”. Lo dijo Benmuyal, Lo revisó la Justicia, Lo firmaron cuatro jueces, y esta vez quedó escrito.

