Señoras y señores: afilen la billetera — y si pueden, agárrenla fuerte, porque les acaban de aplicar el famoso “combo inflación + subsidios fingidos + ajuste sorpresa”. El Gobierno de San Juan nos anunció un nuevo “ajuste tarifario” en colectivos, taxis y remises. Resultado: el boleto sube — otra vez — porque “los costos operativos”, “el combustible” y el “dólar” se calentaron mucho… ¿y el sueldo del colectivo? Ese espera en la fila con el resto de nosotros. Los empresarios del transporte — esos genios de la ecuación a pulmón — miran sus balances con cara de pavor, convulsos ante el precio del pan dulce de navidad. Y claro: lo trasladan al público. Porque ellos “no pueden” mantener el servicio si no venden el pasaje como si fuera oro molido.
El Gobierno, por su parte, actúa como el buen samaritano para salvar la situación de los usuarios, y los empresarios te dicen “ah, no se preocupen — el boleto escolar y docente sigue gratis”. Una limosna simbólica mientras suben el precio del colectivo como si nada.
Y los trabajadores que toman colectivos, quedan a pie… del bolsillo. Cada subida es como un puñetazo íntimo: no porque necesites viajar, sino porque no te queda otra.
Dicen que el ajuste tarifario es “necesario” para sostener el sistema, renovar colectivos, incorporar GNC, etc. Pero uno ve a esos colectivos igual de destartalados, con los asientos rotos, las validadoras que no andan, los choferes puteando por atraso salarial, sin el aire acondicionado comprometidos a ser instalados para beneficio de los choferes, y de los pasajeros. La pregunta es: “¿Dónde se metieron los señores empresarios los subsidios gigantescos que reciben?”
Estos muchachos de ATAP no han cumplido una sola de las condiciones que firmaron en los pliegos de las licitaciones. Cuando se anuncian los aumentos, se hace con tono técnico: “revisión de costos, estructura operativa, mantenimiento, etc.” Pero detrás de esos eufemismos hay algo más crudo: un señor empresario recostado en su oficina, contando el billete del boleto, mientras el pasajero promedio sigue viajando cagado de calor, esperando que con suerte se cumplan los horarios, y no se convierta en estatua esperando el colectivo el fin de semana. Pero los colectivos siguen circulando y las mejoras llegaran cuando terminen de contar los billetes.

