Las fuerzas de seguridad de Río de Janeiro ejecutaron este martes un megaoperativo antinarco contra la organización criminal Comando Vermelho. La acción, denominada “Operación Contención”, se desplegó en un sector específico de la metrópoli y dejó un saldo de al menos 119 personas muertas, entre ellas cuatro policías. El gobierno local defendió la letalidad del procedimiento, mientras que la ciudad quedó conmocionada por las consecuencias de la violencia.
El enfrentamiento principal ocurrió en el conjunto de favelas de Penha y Alemão, situados en la zona norte de la ciudad de Río de Janeiro. Esta área incluye una extensa región boscosa conocida como la Serra da Misericórdia, que los grupos criminales utilizaban como ruta de escape. Los choques más intensos se registraron en el sector de Vacaria. Las autoridades estatales seleccionaron deliberadamente esta geografía para trasladar allí el conflicto armado, con el objetivo de alejar los tiroteos de las áreas más densamente pobladas y proteger a los civiles.
La operación involucró a cerca de 2500 agentes de las policías civil y militar. El despliegue se realizó con 32 vehículos blindados, helicópteros y drones. Las fuerzas de seguridad actuaron sobre la base de una investigación de más de un año, que resultó en 51 órdenes de captura contra miembros del Comando Vermelho.
La estrategia policial se planificó durante 60 días e incluyó la creación de un “muro del Bope” en la zona selvática. Agentes del Batallón de Operaciones Especiales (Bope) se posicionaron en la parte más alta del bosque y otros batallones avanzaron desde las entradas de las favelas. Esta táctica empujó a los traficantes hacia el área sin viviendas, donde la tropa de élite los esperaba. Marcelo Menezes, secretario de Policía Militar, afirmó que los agentes notaron la retirada de uniformes tácticos de algunos cuerpos.

El secretario estatal de Seguridad Pública, Victor Santos, explicó que la decisión de llevar el enfrentamiento al área boscosa buscó preservar vidas inocentes. “La alta letalidad que se verificó durante la operación era previsible, pero, obviamente, no deseada”, declaró. Santos sostuvo que, con excepción de los policías, todas las víctimas eran criminales. “Un inocente no usa ropa camuflada o chaleco antibalas”, señaló.
MAURO PIMENTEL – AFP
Las cifras oficiales informaron un total de 119 muertos: 115 presuntos delincuentes y cuatro agentes. La Defensoría Pública, sin embargo, elevó el número de víctimas fatales a 132. Durante el operativo, las fuerzas de seguridad detuvieron a 113 personas y decomisaron 118 armas, entre ellas 93 fusiles, además de más de media tonelada de drogas. Entre los arrestados se encuentran Thiago do Nascimento Mendes, conocido como “Belão do Quitungo”, y Edgard Alves de Andrade, alias “Doca”, señalado por más de cien homicidios.
La madrugada del miércoles, los vecinos del complejo Penha trasladaron 56 cadáveres a la plaza Sao Lucas. Las imágenes mostraron los cuerpos alineados en el suelo mientras los familiares intentaban identificarlos. “¿Cómo pudo destruir tantas familias, tantas vidas, y salirse con la suya?”, expresó una mujer junto al cuerpo de su hijo. Residentes denunciaron que algunos de los muertos se habían rendido antes de ser asesinados.
MAURO PIMENTEL – AFP
Durante los enfrentamientos, los narcotraficantes utilizaron una táctica inédita en Río de Janeiro. El grupo criminal empleó por primera vez el uso de drones para lanzar granadas contra los equipos de las fuerzas especiales. Los delincuentes activaban un detonador que liberaba la carga explosiva mientras el dispositivo permanecía en vuelo. El gobernador Cláudio Castro calificó esta modalidad como un acto de “narcoterrorismo”.

En represalia, la organización criminal bloqueó calles y rutas en las zonas norte y suroeste de la ciudad. Los atacantes secuestraron seis colectivos y los incendiaron para usarlos como barricadas. Esta situación afectó a más de 200.000 personas por el cierre de 46 escuelas y cinco centros de salud. Allan Silva, residente de Barra de Tijuca, relató a LA NACION: “La ciudad está desierta, las personas están con miedo”.
MAURO PIMENTEL – AFP
El operativo generó cruces entre el gobernador de Río, Cláudio Castro, y el gobierno federal de Luiz Inácio Lula da Silva. Castro, cercano al expresidente Jair Bolsonaro, calificó la operación como un “éxito” y reclamó mayor apoyo. “Río está solo en esta guerra”, afirmó. El presidente Lula se declaró “horrorizado” por el número de víctimas, según su ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski.

Este miércoles, Lewandowski viajó a Río de Janeiro para reunirse con Castro. Ambos anunciaron la creación de una Oficina para Combatir el Crimen Organizado. El objetivo es eliminar las barreras entre el gobierno estatal y el federal. El ministro aseguró: “Nos enfrentamos a un problema muy grave en Río. Pero pronto veremos buenos resultados”. Castro, por su parte, señaló que la decisión obliga a una mayor integración para abordar un problema de seguridad transnacional.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.
 
															 
															 
															 
					 
							 
															
 
			
 
		 
		 
		