¡Atención, comerciantes de San Juan! Prepárense para una fiesta de boletas… pero una fiesta controlada, por fin.
Resulta que las facturas de luz se habían vuelto un espectáculo chaplinesco: en verano parecían un cohete rumbo al espacio, y el comerciante quedaba con cara de “¿esto lo paga quién?”. Aire acondicionado encendido, clientes frescos, facturas calientes. Un combo digno de película de terror.
Entonces llega la reunión mágica: el EPRE convoca a los representantes de las cámaras empresarias del comercio (“hola, queremos hablar de la luz… sí, otra vez”). Y allí ponen sobre la mesa el nuevo plan de “facturación nivelada”. Es decir: que en los meses buenos pagues “normal” y en los meses horrorosos del calor no te agarren de sorpresa con cifras para alquilar una mansión de diez ambientes. En palabras simples: pagar en cuotas iguales, sin el susto estival.
Uno de los comerciantes explica que la luz “se volvió un costo tan alto como el alquiler” (y eso ya es decir mucho, porque el alquiler también sube). Y otro da el ejemplo de una confitería que pasó de pagar 600 mil pesos a 1.700.000. ¡Boom! La factura pegó un salto digno de trampolín olímpico.
Así que, si todo sale bien, este plan podría traer algo que suena casi utópico: previsibilidad. Que mientras vos vendés medialunas y café, no tengas que mirar cada tanto la factura con cara de “¿y ahora qué?”. Que ese pico brutal del consumo veraniego se reparta con los meses más calmos, como abril o mayo, y que la boleta deje de parecer un monstruo bajo la cama.

