El cargo lo tenía desde 2014 y que estaba equiparado al rango de subsecretario. La decisión se formalizó a través de un decreto que argumenta que, pese a ostentar el título, Galasso no cumplía funciones concretas ni brindaba un servicio verificable a la ciudadanía.
Galasso, de 89 años, es reconocido por sus trabajos en historia argentina y por una trayectoria marcada por posiciones críticas hacia distintos gobiernos. Al asumir el puesto, había renunciado a su jubilación para percibir el salario correspondiente. Con la derogación, queda habilitado a reactivar su beneficio previsional.
Desde sectores cercanos al intelectual y en ámbitos culturales se interpretó la medida como una forma de sanción política. Según esas voces, el recorte no solo desconoce su aporte simbólico a la cultura popular, sino que además lo deja sin el ingreso que percibía en los últimos años.