Cuando estudié economía, el tipo de cambio resultaba de la interacción de flujos. Específicamente, de las exportaciones e importaciones de mercaderías. La “batalla del petróleo”, que Frondizi y Frigerio libraron a partir de 1958, logró desviar 30% del valor de las importaciones a otros usos; muy poca gente hacía turismo en el extranjero y la deuda comercial que Perón dejó en 1955 se acordó con el Club de París que se abonaría en 10 cuotas anuales.
Hoy el tipo de cambio resulta de la interacción de stocks. Personalizando, de la composición de pesos y dólares deseada por cada uno de nosotros y de los dólares con que cuenta el BCRA, que -en cumplimiento del esquema cambiario vigente- vendió dólares cuando, al nivel superior de la banda cambiaria, la cantidad demandada superó a la ofrecida.
En este contexto se produjeron dos novedades. La eliminación de las retenciones a la exportación de productos del agro, hasta el 31 de octubre próximo o hasta que las declaraciones juradas de ventas al exterior lleguen a US$7000 millones, y el anuncio, por parte del titular del Tesoro de Estados Unidos, de que apoyará a la Argentina en “todo lo que sea necesario”.
Dos stocks, porque la primera medida busca modificar la fecha de venta de bienes existentes y porque la segunda no es una beca de por vida. ¿Qué pasó el lunes 22 de este mes? Hubo un fuerte aumento del precio de las acciones y de los títulos públicos, con la correspondiente caída del riesgo país.
Precisiones. Primera: las medidas específicas sorprendieron, pero reflejan que el presidente Javier Milei lucha, porque no está juntando material para escribir un libro de historia, sino que tiene que atender desafíos concretos. Y actuó en consecuencia.
Segunda: lo que ocurrió el lunes pasado muestra el rol que juegan las expectativas en los mercados financieros. Porque quienes pensaban seguir vendiendo títulos y comprando dólares recularon frente al “cuco” de Estados Unidos.
Tercera: Rudiger Dornbusch explicó que no todos los mercados absorben las novedades a igual velocidad. En los que las incorporan más rápidamente, las modificaciones iniciales de los precios exageran el cambio final. Es lo que se denomina sobreajuste (overshooting). No se asuste si, en algunos días, parte de los aumentos verificados el lunes 22 vuelven para atrás.
Última: hay una vida más allá de “los mercados”. Ni la Argentina estaba por zozobrar el viernes 19, ni nos salvamos el lunes 22.