Lisandro Catalán aterrizó en San Juan como si fuera un rockstar de la política nacional, y Marcelo Orrego lo recibió como corresponde. Se encerraron en Casa de Gobierno con los ministros locales —Economía, Hacienda, Infraestructura y Gobierno— en una mesa que parecía mas un interrogatorio de un fiscal, para saber con que va a cumplir el gobierno nacional de lo que ya no cumplió. Hablaron de minería, inversiones y proyectos, o sea, las palabras mágicas que nunca fallan en un comunicado: para el gobierno nacional a la luz de las experiencias anteriores fue mucho humo, poca carne. Catalán prometió diálogo permanente con todas las provincias y soltó la frase de manual: “queremos mejorar la vida de los argentinos”. Hermoso, casi un sticker de WhatsApp.
Después, la comitiva fue a Chimbas a recorrer el complejo Casa Activa, que Nación le “cedió” a la provincia. En criollo: te presto la pelota, y las camisetas, y arreglátelas como puedas. La obra es para contener a jóvenes con problemas de adicciones, una iniciativa valiosa que por supuesto, la cedieron sin los fondos necesarios. Para cerrar la gira, Catalán visitó el juzgado electoral: lo recibieron la presidenta de la Corte, el juez federal y el secretario electoral. Se dieron la mano, sonrieron y aseguraron que las elecciones de octubre estarán “ordenadas” y “normales” por el uso de la boleta única.
 
															 
															 
															 
					 
							 
															
 
			
 
		 
		 
		