Julieta Viñales, estudiante de Medicina en Buenos Aires, decidió operarse durante su visita a San Juan. Lo que debía ser una intervención rutinaria se transformó en un calvario. Tras la cirugía, fue dada de alta en pocas horas, pero poco después comenzó a vomitar sangre. Fue internada nuevamente, sufrió un paro cardiorespiratorio y, tras días de agonía, fue declarada con muerte cerebral.
La familia denuncia al médico que la operó por mala praxis y lesiones graves. Aseguran que el profesional, identificado como Maximiliano Babsia, no solo cometió un error durante la cirugía, sino que además se desentendió de la situación cuando la salud de Julieta empeoró. Se sospecha que perforó la arteria carótida de la joven, pero no informó del incidente. Además, le recetó un medicamento antihemorrágico, una práctica inusual en este tipo de operaciones.
Este caso ha generado indignación en la comunidad médica y en la sociedad en general. Profesionales del Hospital Rawson de San Juan han señalado que en 30 años de servicio no hubo antecedentes de internación por mala praxis en una extracción de amígdalas. La familia busca justicia y exige que el responsable enfrente las consecuencias de sus actos.

