Se trata de un informe presentado por el Grupo Sarmiento, esos muchachos que andan más interesados en la minería que el Capitán Jack Sparrow en un baúl lleno de doblones. Esta vez, pusieron la lupa en Iglesia, que quedó en el podio de los destacados, y contaron que el municipio se metió al bolsillo unos 222 millones de dólares en regalías mineras entre 2006 y octubre de 2024. ¿En qué se gastó semejante fangote? Misterio absoluto. Capaz compraron adoquines de oro, o capaz se fueron todos de gira a Cancún. La cuestión es que algún día habrá que aclarar dónde fue a parar la tarasca, porque, por ahora, brilla por su ausencia, y brilla mucho más porque nadie se quiere hacer cargo de la respuesta.
Con la nueva gestión municipal, empezaron a asomar obras que se pueden ver y tocar, no vaya a ser cosa que sigan preguntando dónde se fumó la plata. La idea es usar la guita minera en proyectos que sirvan para el desarrollo económico, social y comunitario, porque todos sabemos que las minas, tarde o temprano, se cierran, y no es plan quedarse mirando el agujero vacío mientras suenan grillos.
Desde la comuna de Iglesia dicen con orgullo que están invirtiendo en salud y educación. ¡Aleluya! Un caso ejemplar es el proyecto Josemaría, de oro, cobre y plata, que está en “pre-construcción”, es decir, todavía en la etapa de las proyecciones en las pantallas y cascos relucientes. Prometen cuidar el agua como si fuera champagne francés y dejar recursos para el futuro, allá por el año 3027, cuando la mina finalmente diga basta, porque siempre está la posibilidad que se extienda la vida si se descubren nuevos filones.
En la misma onda, andan construyendo plantas potabilizadoras y otras obras con alto impacto social, todas supuestamente decididas en comunión mística entre empresas mineras, funcionarios y vecinos. Hasta el momento no sabemos si las reuniones son para definir prioridades o para definir el catering.
Además, aparte de las obras hídricas que tienen a medio mundo hablando más que vecina de barrio escaneando la vida ajena, los iglesianos están ilusionadísimos con un parque industrial en Rodeo. ¡Un parque industrial! Sueñan con fábricas y empresas de servicios mineros… Aunque, si nos guiamos por antecedentes, esperemos que no termine siendo un baldío con un cartel que diga “próximamente industria proximamente”.
Lo cierto es que el panorama pinta algo mejor para los departamentos mineros, esos que pasaron años esperando el progreso, pese a recibir regalías y tener actividad minera que iba dejando nada, porque los millones de dólares no aparecen. Iglesia, por ejemplo, tuvo una mina de oro… y logró el récord mundial de no recibir nada. ¿Se imaginan lo que se hubiese podido hacer en Iglesia con tanta plata?. Ahora se están poniendo las pilas, para que no les vuelvan a preguntar, con tantos controles que hay: “Che… ¿y la guita, donde esta?”